Calmado, lúgubre y lleno de ilusiones
Mira este ser aburrido la ventana
El teléfono con el destino siempre ocupado
Y esa alienización
Que provoca esa relación por resultados
Con el mundo exterior y sus habitantes
Una vida entera educado por los resultados
Para llegar al momento del “nada que hacer”
No han venido por nada y no buscan nada de ti
Ahora todo eso que eras tu
Fue una bola de nieve cayendo en lo profundo para romperse
Y solo dar el resultado de siempre
Esa soledad inicua y destilada
Como la que siento ahora
Viendo llover por la ventana
Y necesitando un motivo para moverme de ahí
Esa seguridad de generar un resultado y de que este sea evaluado
De tener un lugar a donde ir a hacer algo aunque todo este en contra
El talón de Aquiles de lo que consideraba libertad
Lo poco encantador es que contagia
Y hace el mismo daño de siempre
Y sin necesidad alguna de mutaciones
Unas manos deshechas, reflejo del trabajo
Que fue capaz de colocar la ventana donde se encuentra
Un reloj marca el compás de una alegría intermitente
Con profundos valles de insolación intolerante
Llena de divagaciones y que sirve de alimento
A ese sentimiento bien destilado
El cual mezcla sus fuertes y obvios efectos
Con sabores acaramelados de creatividad
Y esa sensación de poca fe que quema la garganta
No hay llantos, solo quejas
Versos hermosos recitados de memoria
Y largos silencios en los cuales la memoria flota
Recorriendo los tranquilos campos y los tempestuosos mares
De la vida que casi siempre quiso cambiar.