Tierra invernal
Hojas muertas,
empapadas por las lágrimas,
que desprendió el cielo al ver tu rostro.

Fea y arrugada
blandida de toda fuerza,
de que hace poco tiempo
aún estabas tan segura.

Lago helado...
¿Dónde están las crías de los patos?
Que surcaban alegremente tus aguas,
salpicando gotas, que brillaban en el sol.

Ahora estás luchando,
que el hielo no te enfrie por completo
el alma.
Déja de luchar, pues por fin
serás convencida.
Tu capa de hielo va a quedar atónita.

Me decepciono con ver tu pena
¡Tierra moribunda!
Me asusto por saber,
que soy parte tuya.

Soy como el árbol con sus hojas verdes,
como el arbusto, lleno de flores,
como el lago claro y movido.
¡Lo seré también en invierno!
Reconozco que soy el invierno.

Soy el invierno
gestante de la vida,
que se está preparando para salir.
Lo escucho con mi corazón,
lo siento con mi espíritu
y lo sé con la certeza de la eternidad.

Recuerdo que el cielo
no está llorando por la tierra,
sino que da su agua
para inseminarla...




Regina Sedelke