Inicio / Cuenteros Locales / sergio_vizcarra / La Piedra Mágica
El pequeño Andrés, de seis años, estaba como de costumbre jugando en el jardín. La noche anterior, su madre le había contado un cuento de magos y príncipes y guerreros y brujas. Así, Andrés jugaba a hacer pociones mágicas con tierra y agua del jardín. De pronto, a la pequeña cuchara que usaba como pala se le quedó pegada una pequeña piedra negra.
Andrés tomó la piedra y la cuchara y vio que le costaba mucho despegar una de la otra. Cuando por fin lo hizo, se puso de pie y entró corriendo a la cocina.
La madre de Andrés estaba lavando la loza cuando él entró.
-¡Mamá! ¡Mira, una piedra mágica!
La madre bajó la mirada y dejó los platos sucios en el fregadero.
-¡Anda a lavarte inmediatamente! ¡Estás todo cochino!
Andrés la quedó mirando en silencio, con la cuchara en una mano y la piedra negra en la otra. Salió de la cocina y vio a su padre leyendo el diario. El ánimo volvió al pequeño Andrés.
-¡Papá! ¡Mira, una piedra mágica!
El padre bajó el periódico y lo miró.
-¡Tú madre ya te dijo que fueras a lavarte!
Andrés estiró la mano y le mostró la piedra.
-Es una piedra mágica-. Dijo.
-Eso no es una piedra mágica-. Dijo el padre-. Es un imán.
-¿Un qué?-. Preguntó, Andrés.
-Es un imán-. Repitió el padre.
-Es una piedra mágica-. Insistió Andrés-. Mira, puedo mover la cuchara sin tocarla.
El padre vio como Andrés movía la cuchara sobre la alfombra.
-Eso no es magia-. Dijo el padre-. Es magnetismo.
-¡No es eso!-. Dijo, Andrés-. Es magia. Es mi piedra mágica.
-Entiende algo-. Dijo el padre-. Es por el magnetismo que ejercen los imanes sobres algunos metales lo que hace que la cuchara se mueva. Es algo natural.
La madre de Andrés salió de la cocina.
-¿No te dije que te lavaras?-. Preguntó la madre al niño.
Andrés miró el imán en su mano y se fue al baño.
Un rato después, los tres estaban sentados almorzando. Andrés estaba muy triste, apenas comía.
-¿Qué pasó con eso que tenías hace un rato?-. Preguntó el padre.
-Lo boté a la basura-. Dijo Andrés.
-¿Por qué?-. Preguntó la madre.
-Porque yo quería que fuera una piedra mágica pero mi papá dijo que no lo era.
La madre de Andrés miró a su esposo y al niño. Seguía mirando a Andrés cuando hizo la pregunta.
-¿Y por qué los imanes atraen a los metales?
El padre miró a su esposa y a su hijo. Perplejo. En realidad, no lo sabía.
-El magnetismo es otro nombre para la magia-. Contestó el hombre.
Padre y madre vieron como se iluminaba el rostro del niño con una sonrisa.
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Texto agregado el 11-06-2008, y leído por 7916
visitantes. (3 votos)
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Lectores Opinan |
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07-12-2008 |
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Mas vale tarde.Bonito cuento.Un saludo cordial chongero |
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19-06-2008 |
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emotivo, como las ilusiones de los niños... un saludo y mis* visitame... perlaz |
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16-06-2008 |
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Una situación cotidiana bien contada. lesu |
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14-06-2008 |
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y es ke no se nos kita nada...nuestros hijos merecen eso y mas... trayna |
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14-06-2008 |
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hay que darle mas bola a los niños y no hacerlos entrar en la realidad de sopetón... poco a poco, si no nos da un infarto...bueno bueno patatok |
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13-06-2008 |
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me gusto mucho. es importante que valoremos la fantasia de los ninos. carolina52 |
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13-06-2008 |
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que fácil es devolver la ilusión a un niño. Muy bueno soledad333 |
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11-06-2008 |
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Muy bueno. ludwingstar |
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11-06-2008 |
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bueno elfrancotirador |
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11-06-2008 |
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Bienvenido nuevamente. _poemme_ |
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