Se hallaba corriendo por las desoladas calles del barrio, ya había recorrido varias cuadras evitando a los tombos, pues se había bajao a uno de esos, y le darían chumbimba si lo agarraban…
Se metió en un gran “sexshop”, y se hizo pasar por cliente, estaba sudoroso y rojo, y el vendedor pensó que le pasaba algo… Los policías no iban a entrar alli, pero el vendedor lo llamo pa que ayudaran a ese pobre hombre, ¡cállese sapo!, le dijo mentalmente, lo agarrarían y le darían su merecido descanso en el infierno…
Pero mientras los policías abrían la puerta, un “señor” les grito: “!pa eso es que roban la plata, chupas malparidos¡”, el viejo salió corriendo a la vez que los tombos pegaron el pique con sus bastones… Se había salvado, todo por un desconocido que le dio por insultar a los policías…
Salio pues, después, con su tarrito de crema china y un par de condones, fue a tomar un taxi, y justo ahí, ¡los tombos lo buscaban!, pego al momentito el pique tirando sus cosas al piso, justo como había iniciado antes…
Se metió en el tráfico, causo varios accidentes, y ahora mas chupas lo buscaban… ¡Estaba mamado!, y se escondió entre un par de gamines; los policías pasaron y lo miraron recostado, y se acercaron, poco a poco, paso a paso, cuando de pronto salió a correr un gamín que lo acompañaba, era otra vez el man de antes, que les volvió a decir “¡chupas hijos de puta!”…
¿Quien era esa llave?, ¿ese parsero que ya le había sacado a los tombos de encima dos veces?, ¡JM!, quien sabe, un loco todo bien, o un man bien loco… Salió de allí, ahora mas sucio que perro de calle, y se fue caminando por el puente, las nubes engordaban, y de pronto, mero mero chaparrón que se le vino encima, en todo el barrio, quizás ciudad o pueblo.
Se arrinconó debajo de un puente, ya mamado, frió y mojado, no sabia que hacer, si salía los tombos lo cogian, y si se quedaba, el frió lo mataría… Paso largo rato recostado esperando nada ni nadie, cuando allí le llego otra vez el parsero, ya mojado hasta el trasero, y le dio la bolsa diciéndole: “creo que se le cayó esto”…
Estaba entre confuso y más confuso, ¿Quién era ese caballero?, no pudo responder, porque los tombos le legaron por lao y lao del puente: “mierda, tirémonos de frente”, le gritó el parsero… Ya pa que pensarlo, y se tiraron al caño que olía peor que diarrea en el baño, se fueron pitaos a escampar los dos mancitos, en una buñuelería llamada “los patroncitos”.
Pidieron cuatro buñuelos, dos chocorramos y diez masmelos, y garlaron largo rato lejos de los pajuelos, los tombos pajuelos…
El que insultó a los policías, se llamaba Tobías, y el del condón y la gripe, se llamaba Felipe, se conocieron harto harto, y se hicieron amigos pa rato, dos gamines sucios con olor a diarrea de baño, con un poco de agua del caño…
|