Abelardo escribió un cuento breve sobre un ciego que vagaba en los oscuros túneles del subterráneo, para el concurso de jabón tersuave. La mutual de Ciegos se quejó por la concepción negativa hacia los invidentes, como si sólo lograran arrastrarse entre sombras. Retiró el cuento, y escribió otro sobre una mujer que vivía con ogros en secreto, pero una organización feminista le amenazó con emprender acciones legales si se lo premiaban, porque dejaba mal a las mujeres mientras que los monstruos quedaban simpáticos. Harto de complicaciones, escribió sobre una gota de lluvia, tema supuestamente inofensivo, pero no tardaron en llamar los ecologistas, muy fastidiados.