CARTA ETEREA
Estuve perdido en algún lugar que no recuerdo, supe que estaba ahí por casualidad, pues me oía, me sentía, me lloraba, me ignoraba…. Pero sé que estuve ahí.
Te encontré ayer en tu habitación escuchando a Serrat como siempre, te deje una nota…a quién corresponda…
Volvías de la universidad aquella tarde y llovía…llovía mucho traías tu impermeable negro con la cara del che en la espalda…todos se reían de ti, decían que estabas loca…yo no…
Nunca antes te vi con lentes te veías tan rara pero seguías siendo bella, creo que iban con tu personalidad, tan intelectual, tan sensual, tan extraviada…
Hasta hoy nunca conocí a tu esposo, parecía un extraño, es que recuerdo que en aquellos días no creías en el matrimonio, decías que la formalidad mata el amor…
Tu hija pequeña se parece a ti…aunque digo pequeña pero creo que a los dieciséis ya no se es pequeño, pero igual se parece a ti…y me gusta.
Vi la foto de tu hermano en tu mesa de noche, es raro pero tienes a tu hermano y no a tu esposo, quizás porque a él lo ves todos los días, y a tu hermano no, pero lo sientes dentro de tu corazón, y a tu esposo no…pobre tipo.
La otra vez te vi en tu auto nuevo, recuerdo que siempre te gusto usar el transporte público decías que te mantenía cerca del pueblo y la realidad, que al final son lo mismo, que los autos eran una invención burguesa, pero igual te ves bien en tu Audi…aunque la gasolina este tan cara…
No sabía que había muerto tu padre, era tan especial el viejo, siempre tenía una broma que gastar y un amor por voz, tu hermano, el che y el futbol que me erizaba la piel, ¿sabes qué? no lo llores no le hubiera gustado…
Vaya si te ves bien de ejecutiva con ese traje sastre y la falda te queda genial…arriba de la rodilla, siempre tuviste lindas piernas y la seguís teniendo por eso es que tu socio no te quita la vista de encima…bastardo.
¿Sabes qué? Estuve perdido en algún lugar que no recuerdo, pero al verte recordé que me llorabas…no estoy aquí por casualidad, sé que me amabas y en el recuerdo aun me amas, como a tu padre y a tu hermano, también te amamos y te esperamos…
© Sergio Marroquín 2008