Noche sin estrellas iluminan la veredas
a orilla de los templos del dinero.
Los oficiantes ahogan con su poder
a sus fieles y empobrecidos feligreses
con nuevos ritos míseros y corruptos
creados por ojos lejanos y secos.
Al interior de sus iglesias de arena
patentes estatales cuelgan en las esquinas,
pinturas con luces de coloridos faroles
miran y esperan ingenuos bolsillos
de creyentes en nuevo sistema,
viejo ya en el reloj de cuerda.
Serán sacrificados por los acólitos del agio
para acrecentar la riqueza de sus amos
que se mueven en los subterráneos
entre los edificios de la globalidad.
Con salmos hechos cánticos y oraciones
serán hipnotizados en las redes de los atrios,
su sangre será el alimento de gregarias arañas
mantenidas en cientos de criaderos malditos…
Con pasos de zombis regresan a sus hogares
creyendo ver el cielo al mirar su propio infierno.
¿Llegará un Mesías que destruya sus iglesias?
Texto agregado el 08-06-2008, y leído por 153
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Ya vino una vez, a luchar contra el mismo imperio: el dinero. Y volverá antes de que el egoísmo lo pudra todo. Este poema es una Oda a la Creación, que es la Catedral más hermosa del Universo. Una profunda reflexión poética, que en forma de denuncia busca sacudir la conciencia universal. maravillas
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