Capitulo 2

Al abrir los ojos de inmediato, un sudor frio recorrió mi columna, mientras algunas lágrimas se estaban secando en la comisura de mi boca, use el edredón para limpiar mi rostro y me incline suavemente en la cabecera de la cama, observe hacia las persianas donde aun la irritante luz entraba nítidamente, y al tumbarme nuevamente a la cama las vibraciones despertaron a mi mas reciente pupila, Lidia. Ella alzo los brazos manifestando un bostezo en seguida, después de estirarse un poco se sentó mientras me observaba con cierta curiosidad, aun se encontraba cansada y le ordene que durmiera hasta que oscurezca por completo. Después de tomar una ducha y vestirme, la noche al fin había cubierto estas tierras, observe mi reloj (9:00) chasquee los dedos con fuerza y en seguida Lidia había despertado
— Maestro… — Esperaba que diera la orden.
— Tienes dos horas para ir por el documento del arqueólogo Jesuita, Christopher Ritter y entregármelo en el despacho de Yehiel. — Ella con cierta incertidumbre asiente, se levanta y muestra su joven cuerpo desnudo; antes de marcharme termine por decirle. — No lo mates, si hay un tercero te es permitido, pero a el déjalo intacto. — ella responde obediente.
— No por amor, si no por orden. — le di la espalda y cerré la puerta.

Esta pequeña ciudad muere en cada anochecer, solo los incautos salen a recorrer las calles a pie, los mitos y especulaciones humanas afloran fácilmente cuando residimos entre ellos, pero sobre todo aquí, donde la ignorancia abunde y la conformidad es su pedestal, la gente teme con facilidad a los extraños transeúntes, pero es una ventaja para ocultar nuestras verdaderas intensiones. Al fin llego a un viejo edificio restaurado por el gobierno, afuera se encontraba esperándome con un cigarro en la mano Yehiel, nos observamos fijamente el uno al otro, estiramos nuestros brazos derechos para sostener el antebrazo como señal de saludo, es algo que desde antes de ser no-mortales ya era nuestra formalidad. Entramos y me ofreció un asiento, mientras tanto el buscaba algún archivo entre sus acordeones, me limite a observar el lugar, la madera del suelo era de roble, las cuatro paredes estaban invadidas de estantes repleto de libros, documentos, pergaminos y carpetas, solo exceptuando el espacio de la puerta, el escritorio era realmente amplio y era evidente que cargaba con mucho trabajo, estaba repleto de papel papiro en buen estado y encontré su bloc de notas por encima de un viejo libro, lo sostuve por un instante para ojearlo, entonces Yehiel me comenta:
— Hace unos días converse con Pablo — después de ver que no le di interés agrego también
— Braulio se comunico conmigo después — deje abajo la libreta mientras el seguía separando papeles, al notar que lo veía fijamente prosiguió
— Quedo encantado por el guion que le enviaste, pidió que le agradeciera a Israel por la aportación. — me limite solo a asentir, después pregunto
— Sabes que no es necesario desaparecer de sus vidas, no perturbarían tu existencia con su presencia — prendí uno de sus cigarros, al exhalar el humo le respondo.
— Solo evito saciar mi venganza.
Tocaron la puerta y consulte el reloj (10:35), era Lidia que llego con un enorme sobre, Yehiel lo recibió y junto con una gran cantidad de archivos las coloco en el escritorio, Lidia tomo asiento junto a mi, el esbozo una sonrisa sádica, tomo asiento mientras arreglaba sus anteojos, y con soberbia nos explico por fin los sucesos.