En la época en que nacieron muchas de las religiones que hoy se conocen, surgió una creativa e irreverente que ha sido encubierta a lo largo de los siglos. Os voy a tratar de narrar la historia de lo que se dice puede ser el principio de la religión más rara del mundo.
Se cuenta que en un monte indeterminado cerca de una ciudad que se desconoce, no se sabe en qué camino, había una pastora que nadie conocía. Existen dudas sobre la hora del día en que sucedió, pero una luz apareció de la nada e iluminó todo el camino. La pastora no pudo hacer otra cosa que ponerse la mano vuelta sobre los ojos y retroceder, sin poder evitar caer al tropezar con una piedra. El epicentro de aquella luz empezó a emitir una voz distorsionada y acompañada de un eco:
- Moisés, no te asustes hijo. No temas.
- ¡Joder que susto! No veo nada ¿Quién me habla? ¿Quién eres?
- Soy tu Dios Moisés y estaba previsto que me apareciese encima de este olivo en forma de etérea luz y mostrarte lo que debes enseñar a los hombres para que tengan fe en mí.
- El problema es que yo no soy Moisés, sino Montse y eso no es un olivo, si no una chumbera.
La voz del Dios perdió todo su eco y profundidad. A Montse le pareció escuchar entre susurros alguna blasfemia, cagándose en sí mismo. Al rato se recuperó y volvió a hablar.
- Montse, el azar te ha elegido para que difundas mi palabra. Aprenderás mi fe y se la llevarás a los hombres.
- Muy bonito, pero hay un problema y es que soy atea, pero atea, atea, atea, agnóstica totalmente.
La voz de Dios bramó perdiendo otra vez el eco y la profundidad.
- ¿Pero cómo vas a ser atea si me he aparecido ante ti? ¿Cómo no vas a creer en lo que estás viendo?
- Pues mira, no creo.
- ¡Oye Montsecita, que abro la tierra bajo tus pies y te trago!
- Tal vez sea mejor eso que creer en vosotros. Desde hace tiempo no paran de aparecer dioses y religiones. Todos prometiendo lo mismo, un paraíso, plenitud, perfección después de la muerte. A cambio nos pedís una vida llena de sacrificio, de abstinencia y la verdad, no entiendo que tiene que ver una cosa con la otra.
- Te he aceptado, aunque seas mujer, como mi profeta en la tierra y vienes a decirme que soy como los demás, que…
- ¡Ah! Y esa es otra. Todos menospreciáis a las mujeres, siempre detrás de los hombres, siendo la sombra, el apoyo. Yo quiero mi voz y mi parte de esta existencia, sin que me ofrezcan otra que no veo. ¿Dices que soy la elegida? ¿Quieres que sea tu profeta? No me vengas con higos chumbos encendidos, ni voces de ultratumba. Para empezar no quiero dioses omnipotentes que haya que tenerlos en un pedestal por encima de cualquier cosa. ¿Tú siempre estás seguro de tus decisiones? ¿Crees en ti mismo siempre?
- No, siempre, siempre, no...
- ¿Entonces se puede decir que en ocasiones eres ateo?
- No sé si puedo ser un Dios ateo, perdería todo el sentido.
- ¿Por qué? Los humanos muchas veces dejamos de creer en nosotros mismos y no por ello dejamos de existir.
- Argumentado así, tal vez sea en alguna ocasión algo ateo.
- ¡Bien! Partiendo de aquí sí que podemos empezar. Espero que tu religión no tenga reglas, ni rezos, ni posturas especiales para mostrar sumisión hacia ti.
- No sé, yo había pensado en unas reglas básicas....
- ¡Nooooo! Se empieza por ahí y se termina en las guerras de religión. Los hombres que las hagan para poder convivir. Pero basta de que las religiones nos digan lo que está bien y lo que está mal. Ya está bien de obligarnos a ser perfectos, a no equivocarnos temiendo la condena eterna. Quiero ser imperfecta, quiero un Dios imperfecto con una religión tan imperfecta que no se sepa ni que es religión. Quiero ser una cretina y siendo una cretina entrar en los parámetros necesarios para entrar en un paraíso, un paraíso que no se promete porque es imperfecto, de lo contrario se convierte en un chantaje.
- De acuerdo Montse, no sé si te entiendo muy bien pero pondré normas. Ahora explícame cómo voy a impedir que el mal se propague. Que la semilla de la discordia crezca en la tierra...
- El mal ¡Claro! Es lo que necesitáis para tomar sentido. Al mal le dais tantos nombres, tantas caras, tantos actos, que ya no se distingue. Yo te conmino a que te olvides de todo y tan sólo dar un sentido y una filosofía de vida: Partiendo de ti, Dios defectuoso, de una religión estúpida difundida por una profeta cretina, vamos a ver al ser imperfecto que llevamos dentro. Vamos a rezarle con la risa para retocarle y mejorarle, para hacerlo más feliz, más tolerante y con una nueva perspectiva. Cuando partes de dentro hacia fuera, viéndote imperfecto, distinguiéndote y riéndote, ganas el derecho y la habilidad de verlo, distinguirlo y reírte de los demás. En esta cadena es cuando la gente no necesita de normas religiosas, ni amenazas, ni castigos. Será la visión social e individual la que nos guiará a ser mejores. Al individuo patético, inmaduro, absurdo que todos llevamos dentro, lo llamaremos cretino y todos deberemos reconocer ese cretino en nosotros antes de verlo en los demás. Yo seré la primera cretina auto-reconocida del mundo
- ¿Pero podré hacer un milagrito?
- ¡Noooooooo!
Así fue como de un Dios sin personalidad, un poco ateo y bastante mediocre, y de una profeta incrédula, inconformista y cretina, nació la religión más imperfecta y rara del mundo. Tan imperfecta y rara, que ha sido encubierta durante todos estos siglos. Al no tener templos, al no tener iconografía, ni santos, ni nadie que le rezara. Sólo se ha mantenido como una risilla interna en cada uno de los que nos hemos reconocido cretinos.
Ahora, yo, cretino de entre los cretinos, os presento el cretinismo en público y me río, me carcajeo de tanto oportunista, de tanto mamarracho, de tanta xenofobia, antis, contras, religiones, disparos, dinero, presidencias, prêt-à-porter, opas, encuestas, índices, la energía que mueve el mundo y que se usa como excusa de tantas muertes a manos de tantos cretinos.
CRETINOS TODOS Y YO EL PRIMERO. EL QUE NO CONSIGA REIRSE DE SI MISMO, ES DE LOS MALOS.
Le dedico el cuento a una amiga que vive en Italia y que sé que me lee. Espero que se haya reído más de una vez de lo cretino que soy, ella lo sabe bien. Ahora, decir que le recuerdo a Juan José Millas, como se entere se va a enfadar. Un beso cretinista y muy fuerte desde acá para allá. |