Cuando escuches las estrellas,
y oigas su lejano susurrar,
y sientas el fresco sonido del viento,
entonces, en ese momento,
te acordaras de mi.
Fue en un cielo pintado de estrellas,
Cuando te conocí,
Tu mirabas a la lejanía el firmamento,
Y yo, muy extrañado, yo te vi.
Eras tan bella como la noche,
las estrellas estarían celosas de ti,
tus ojos color miel,
y esa piel tan blanca y brillante,
me impacto tanto, que desde ese instante,
me quede enamorado de ti.
En ese momento llego esa luz brillante,
Parecido a la cola de un cometa,
Y diste un instante la media vuelta,
Y te dignaste a mirarme.
Me diste un abrazo,
Con cariño y afecto,
Y sonreíste calidamente.
Yo te respondí ese gran abrazo,
Pero leí en tus ojos una gran indecisión,
Porque tenias que irte en esa cola de cometa,
a otro misterioso lugar.
Desde ese entonces,
te busco todas las noches,
con la esperanza de volverte
a encontrar,
y espero con ansiedad
la llegada de esa misteriosa estrella,
que me permitirá,
en esta misteriosa noche,
volver a vivir,
el mágico sentimiento,
de encuentro y lejanía,
que me dio tanta felicidad en este lugar.
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