Para que no me olvides,
te dejo frente a tu puerta un puñado de fotos,
te dejo en tu ventana las rosas que cultivé
te dejo en el albol de tu casa nuestras insignias
te dejo mi alma con lo que te entregué
Para que no me olvides,
decoro el parque que nos unió,
festejo tu cumpleaños con juegos y carcajadas
te dejo la carta que te escribi en vacaciones,
aquella que se llevo consigo mi corazón, mis palabras, mi alma y mis peticiones...
Para que no me olvides,
te entrego este último texto,
con todo lo poco que hicimos,
con lo que nosotros nos atrevimos,
con lo que ya ahora murió en tu conciencia,
mi amor, tu alegria y mis besos que no sirvieron con eficiencia, pues ahora en en el atardecer de nuestra despedida, se nota tu clara indiferencia,
que yo recibi al amarte, adorarte y buscarte entre las bellas rosas del jardin de lo prohibido...
ahora, adiós,
que consigas un nuevo esclavo,
que te hable de Dios,
y del amor enterrado como un clavo,
en su corazón y en mi alma, unidas desde lejos,
por una sola razón:
el amor que a ti te entregamos,
la locura que por ti apresuramos,
la dulsura que en ti empleamos,
y que en este momento, solo sirvió
para alimentar la tristeza que nos dejaste con tu huida, ¿de quien huis? ¿por qué huis?, sera de nuestro amor que busco en ti un paraiso, o de nuestra alma ahora con sentimientos por el piso... |