casi de repente los juguetes dejaron de gritar. ¡allá! la ansiedad absoluta descansa ahora (puedo deducirlo del cántico celestial que sale de sus ojos). mientras tanto me limito sólo a pronunciar. tal vez eso se convierta en alguna criatura de mis delirios
o simplemente forme parte del plan maestro que inventé para preservarme.

no me importa.

de todos modos, ¿porqué habría de importarme?
si los dioses y las flores se embriagan acaso, y las hojas - y los mármoles - transgreden el bosque
a espaldas de todo aquello que es abandonado. y si lo que se intuye no es nada más que un desdeñado pensamiento. entonces todo esto no debería estar pasando.