El hombre de ropas sucias
Ha cargado 120 bultos hoy.
Su vientre se endurece, mientras
Es sacudido el piso.
Cae tierra por sus orejas
Que proviene de la papa que de la tierra ha salido.
La bayetilla sucia, le cubre el hombro llagado
Y le seca el sudor de la cara.
Sus pasos de rinoceronte.
Se agitan desde antes de la madrugada.
No nos pueden mirar sólo el rostro.
Cuando el abismo bostezó su cráter
Y los cíclopes venéreos se arrojaban como escupizasos.
El río, el frío y el aire nos calmaron la sed.
Las casas son infinitas no más hartas que los infiernos.
Ópalos, crecientes. La fuerza nos esperaba intranquila
En la piedra donde se bañaba la mujer de piernas de animal.
Nos sirvieron de liviano transporte.
Yerbas fueron verdes tierras,
En profundas hambres encerradas en manos de papel.
Canoas invisibles siguen a la orilla del lago
Esperando ópala y creciente la luna en subida del Aqueronte.
Un prometeo encadena mi pecho
Y en un instante jóvenes parcas simulan sus cantos
Para amortiguar mi fatalidad.
Libro abierto, vagina abierta. Esperan el pozo
Que vierten de los ojos cuyas vastas pupilas
Hablan reminiscencias.
Bajo cuerpo infausto encadena el universo
Soga al viento, trampa fue, perenne
Y salida de mi cuerpo al mismo tiempo.
Espinas de avispas duermen bajo mi piel hinchada y absorta.
Se derriten los gritos heridos, salvados ébanos,
Liebres rojas naufragan por el mar de mis ojos, mirada blanca, caballos rojos
Últimos.
Constelación de vidas eran jinetes en mis tuétanos.
Decadencias. El vino es retórico.
Las copas brillantes discursos.
Me riego en la garganta de las Norias
Junto con mis palabras,
s…. Así como se riega la sangre después de un asesinato.
Hay todavía mucho que no está predicho.
Hacen falta muchas batallas, muchos huracanes;
Demasiados edificios destruídos por ambiguos
In-constructores enfermizos.
Una gota de vino en los labios
Es semejante o igual que un lujoso carro a orillas de la implacable carretera,
Recostada en el más infernal de los desiertos.
El polvo es el testimonio vivo
De que las cosas muertas también viajan.
El vino se embebe en un sonido frugal, abundante.
Vino. Casi palpable. Su voracidad es una figura poco quieta.
No podré determinar si la obediente mujer me seduce,
O el vino la seduce a ella.
s… Aumenta el deseo. DECADENCIAS.
22- oct-07
Risas.
“no hay nada más vengativo que la humildad”
F. Nietzsche.
La pared está quieta.
Las hormigas se pierdan de su intermitente línea.
El dibujo a carboncillo parece vivo de verdad.
Una elasticidad embriaga mis sentidos
Y me pierdo porque mis ojos están perdidos,
Sólo respiro, pero no con los pulmones, sino con el cuerpo.
Mi cabeza es una máquina que cavila sin cesar.
La fuerza aparece de pronto
Como la sutil debilidad aparecía antes
Y entonces me río bajo el dolor pulcro del mundo
Así como uno se rie de un bufo político fracasado.
No hay nada. Tal vez uno se da cuenta.
Se sabe que un río imparable se encamina,
Un descifrador de letras nos llama.
Los intempestuosos estamos despiertos.
La memoria se esconde
Como un niño adepto
A los juegos secretos.
Te me llevaste un pedazo de labios
Aquella noche cuando me diste un beso
No eres sabia, pero tus brazos era sabios
Eras en mis manos liviana, pero en mis ojos peso.
Eres la luna que no brillaba
Y el ramillete de flores que no tenía pétalos.
Eras el agua que de la tierra no brotaba
Y la estatua de bronce herrumbrada del exceso.
Savia eras de mi árbol fraguado por las sombras.
Escarlata derramada en mi hoja blanca.
Blancos juegos de la quejidas olas;
Embravecidas olas que erigieron rota, el ancla.
Te me llevaste un pedazo de mis labios
Aquella noche cuando me diste un beso.
Ojala que la tierra no yerre el paso
Para que no se quiebre tu paso, construido por tus labios
De yeso.
“cuantas veces he hecho algo en mi vida
Que comprendía que era contrario. Pero
Era impelido mediante un poder secreto, al que
Concientemente no hacia ninguna resistencia”
Giacomo Casannova.
Memorias.
He cambiado por el desorden,
Me he convertido en un caótico peregrino,
Inclinado por las cosas que no entiendo,
Despojado de las que entiendo ya.
Liebres rojas naufragan en el mar de mis ojos.
Espinas de avispas duermen
Bajo mi piel hinchada y absorta.
Mis dedos dan a luz llamas de fuego blancas
Para destruir a las millones de hormigas que emergen del pavimento.
Y el camello gigante, ópalo y vívido
Que descuella en las nubes, matando al horizonte negro.
El frío he dormitado en los cielos.
Mis labios crearon un regazo de dientes para el descanso.
El barro abraza mis pies
Queriendo viajar conmigo.
De pie sólo veía a las hormigas morder las cenizas
Calientes del cigarro, destruyendo su vientre
Para salvar su nido.
Las espinas gritaban bajo mi piel
Con estridencias cíclicas
Constelación de vidas
Eran jinetes en mis tuétanos,
Salían de las sórdidas curias para alimentar
Un orden perfecto llamado caos.
Acto simple.
Todos estamos obligados.
La muerte de otros nos augura un camino.
Porque la vida misma le sigue el rastro a la muerte.
La inconciencia tiene sucedidos sus propios atrios.
Nos determinan, siempre nos determinan.
Todos somos puentes de arrogante paso.
La posteridad alegó a sus hijos
Un insomnio perpetuo.
Un encierro con barrotes de niebla,
De condena voluntaria.
La calle se hizo la muerta
Cuando los afanados pasos acudieron a su ayuda.
Una voz imponente susurra que los actos carecen de importancia,
La mano con un machete afirma que son ecos de la ignorancia
Ya que desconocemos su impacto, por un velo efímero
Que los sostiene.
La Moira, entrega su falaz importancia a la fatalidad.
La muerte no es más que como la vida, un acto simple.
Los pueblos han dejado de ser atractivos
Quien procura irse, solo se va.
Destino: la ilusión es la mentira más hermosa.
Que exite.
Los gritos de la vanidad redimen nuestro silencio.
Y la abnegación encrudece y amordaza nuestra voluntad.
Morir con un ojo; no va hacer mas fácil que vivir con una letra más.
Las palomas prescinden de la impaciencia.
Las mentes apasionadas esperan su venganza
Cuando se encuentran con la realidad cara a cara.
Hay cierto descanso nefasto en el trabajo arduo,
Los pueblos, los imprescindibles pueblos han dejado de ser atractivos
Para el procaz divertimento.
LA FILA INTERMINABLE
Todos ya vieron al mundo.
Solo falto yo.
No me iré.
Ya que todos vieron al espectro,
Ahora necesito ver sus huesos.
Donde caminaron al abismo,
Quisiera construir un puente con un bostezo.
Ya que fueron capaces de hacer el espejo,
Quisiera ser yo quien lo rompa.
El mundo es un gallinero,
Alto y discrepante donde todos se cagan.
Algunos resbalan, otros se aferran
Pero todos pasan por el mundo
Estoy a punto de dar el primer salto
Todos ya vieron al mundo
Ahora solo falto yo,
Para contar lo que hay después
De aquella bufa fila interminable.
MUERO? LUEGO EXISTO.
Nos tocó remedar las violentas muecas de la vida.
El placer exacerbado hilvanó
El lenguaje con sus ciclópeas manos,
Aferrados a la columna de la existencia,
Nos azotaron tristes enojos.
Bebimos con Dionisos, en la noche extendida
El vino declaro su canto
Destruyendo el palco de los cortesanos.
Observamos la trágica insignia
Hasta que unos cuervos llamados hombres
Nos sacaron los ojos.
Todos morimos, pero lo hemos podido superar.
La muerte es la máscara sutil y simbólica de la vida.
Todo lo profundo se esconde, o
A todo lo profundo colocamos máscaras.
Remedamos las violentas muecas de la vida.
No hay necesidad de desordenar los sentidos para llegar a la verdad.
Es insuficiente. No hemos descubierto la mayoría de ellos. Nos limita la ignorancia.
Razones para vivir hay muchas, razones para morir hay más;
Pero estoy en búsqueda de la razón que me justifique la inexistencia.
Es necesario depurar las causas de sus efectos,
Así como la madre separa agresivamente a su hijo recién amamantado.
Todo lo profundo tiene máscaras.
Yo soy profundo. Tengo puesta la máscara de madre.
Los ecos flamantes nos condenan a remedar las violentas y colérico-trágicas
Muecas de la vida.
Los verbos se juntaron, como pájaros sangrientos,
Volaron sin las palabras.
“Donde el hombre no puede ver ni tocar nada, tampoco tiene
nada que buscar.” F. Nietszche.
El centro es peligroso.
El espectáculo es un dios vano y rencoroso.
Nunca da las gracias.
Allí todo equidista.
Todo tiene un centro, murmuran las distancias.
Nunca te alejarás demasiado de lo cercano
Cuando pienses que te acercas a lo lejano.
Soy el mismo que manda y obedece.
Soy el centro.
“yo” está cerca.
El centro es peligroso. Vade retro.
VOCES FALACES
Se oían los murmullos del suelo
Que arrastraba sus tácitas sombras
Las cinturas, empecinas en arrullar su canto
Cobijaban el suelo con su desesperado rocío
Estaba lejos el cielo!!
Cuyos desvaídos ojos
Al colmo de su desgracia, habían escondido
Las almas resucitaban con voces falaces
En aquella madrugada,
En que la noche aullaba por todas partes.
En mi alma levantada por la semblanza insómnica
Se revestía de blanco y con tímido salto
Vio la multitud de almas que se desplegaba
Escuchó con timbre alto
Aquellas voces falaces
Que seducían su curiosidad
El suelo estaba lejos!!
Cuando dio muerte aquellas voces que siendo verdaderas o falsas
Nunca la dejaron en paz.
La madrugada se llena de almas
Mientras en mi mente adolecen las voces.
30 de octubre 07
Sé que podría dormir a tu lado.
Sé que podría invadirte los huesos con mi cosmos ardiente.
Aunque tengas el esfuerzo cansado,
La voluntad muerta y la espera decadente.
Resucita los soles del olvido,
Detén con tu mano mi pecho.
No dejes que te despierte, dormida
¡No dejes que te dé ni un beso!
No dejes que me acerque
La caricia sombría se ha consumado
Es muerte. Me persigue la muerte,
Y sé que muerte sería dormir a tu lado;
Porque vivir sería morir al destino alado
Que nos escruta las manos año por año.
Los momentos quedan como un perfume impregnado,
Como un palo arrastrado, o un cuchillo enterrado.
Y yo! Yo no quiero, ni querré, nunca, hacerte daño.
Mi risa está muy cerca al llanto.
Mi huida está muy cerca de mi regreso,
Así como mi placer está muy cerca del espanto
Y mi corazón lejano de los huesos.
Mis relatos están próximos al olvido.
Mi salud son enfermedades cuidadas.
Lo que más me alegra es lo que más me ha dolido,
Y mi cárcel no son más que mis alas atrapadas.
Como las ruinas de una civilización entera
Está mi espíritu desvanecido.
En la zozobra sin habla y sin oído
Sin embargo, lo más suave es lo que me golpea más fuerte.
Y mi espíritu entelerido, está muy cerca de la vida
Y muy cerca de la muerte.
A J.C.
Su sonrisa escupe a la mía.
Un techo de plástico me alumbra
Ensombreciendo las estrellas.
La naturaleza dormida, vigilaba
Nuestro fuego, con ojos verdes y negros
De la madera roja dueña.
Danzaban en el fuego, figuritas incandescentes
Mientras los helechos inclinaban su talle a nuestras piernas.
Fue noche entre desnudas y silencio,
Entre las cuerdas y los cantos.
Entre la fuerza y el desprecio.
Fue la noche azada entre la piel
Y los pasos destruyeron el barro del camino
Lo que nos hizo beber la noche con el vino;
Y dormir la naturaleza con la mujer de los senos de miel.
El río, el frío y el aire, nos calmaron la sed.
Errores. Las obras compartían género,
Mientras las manos escrutaban la conciencia.
Los cíclopes venéreos se arrojaban
Como escupitajos.
Titanes negros teñían la razón
Doblegándonos como alambre dulce.
Crecían entronados y arrogantes
En nuestros ojos y nuestras manos.
Imperfectibles, los errores traían el llanto.
Traían el fracaso.
Cambiaron nuestros pasos rectos
Por sórdidas sendas de impiedad.
Siguen escondiéndose bajo las manos,
Los errores, como grillos en la tormenta.
Empezaron a despertar.
01-Nov-07
Piedras. Rostros. Ritos.
Bajaban las lágrimas en carros fúnebres
Cuando todo se despegaba;
El cántaro poluto e impecable no existía
Hasta que me fijé que me miraba.
La voz se alzó como un febril canto
Apoyada en un valle cuyos ecos enmudecían su vuelo.
Bajaban las miradas como el anciano en la montaña.
Sus pasos, más sutiles que el gorrión y más
Dolorosos que el parto de una hembra,
Vencieron el recorrido.
-¡Por allí ya hemos pasado!-. Dijeron algunos
Con la cara cansada de una mula.
Y vieron bajar las lágrimas como cascada
Y las miradas como bólidos? – pregunté.
-Aún no-. Dijeron todos.
-Entonces, repliqué- es necesario echarse algunas piedras
A la mochila, ya que el rostro tiene sus propios ritos.
24-Oct-07.
Sudaban las paredes fantasmales
Bajo el emporio de su belleza,
La luna embelesada, me recostó su mirada
Al darle un beso a ella.
El perfume de sus manos sucumbió
Hasta el último rincón de aquella calle ciega.
Sus murmullos desesperados
Agitaban mi embriagado oído.
Nunca pensé que mis manos la pudieran
Hacer más bella,
Cuando palmo a palmo, su asombroso cuerpo
Había recorrido.
Una vaga sonrisa que sólo leyeron mis labios
Se vislumbraban en su rostro,
Cuyas paredes fantasmales, se habían ido.
La noche pálida, descendía su infalible garra,
Mis manos con sus cantos la llenaron
Y los riffs de mi guitarra,
En aquel paisaje desvaído, donde hasta la estrella
Más lejana había huido.
Ya me marchaba, sin ver más sus labios hermosos,
Me despedía besándole los ojos,
Y desaparecí como la noche cuando llega el día.
Una adusta reacción la enterneció porque no me hallaba, no me hallaba….
Luego, me le aparecí en un sueño, mucho después, cuando ella ya no me amaba, ya no me amaba.
Infierno personal.
Son llamas iconoclastas
Cuyas fauces expiden un vapor
Embebido de desesperanza.
Son espinas de acero,
Que acechan como buitres
En el desierto.
Son caminos largos y oscuros
Apartados de lo cierto,
Desprovistos de forma y de semblanza.
Son imágenes malditas
Que carcomen como pirañas asesinas.
Son espectros adustos
Que vierten su desaforado frío
En mi alma. Agudizando sus heridas.
Gigantes dispersos
Abrumados por las fatídicas sombras
Se vieron indefensos
Caminando por un techo de vidrio
Do el cristal de la alfombra.
Los inquebrantables pasos insondan
En un vertíz de mar tibio.
Donde aquellos titanes ahondan
Con sutiles palabras, al horizonte níveo.
Gigante o. no por lo grande
Sino por lo níveo
En que hago volar mis palabras
Como águilas
Que hasta cierta altura me parecen pálidas
Chirriosas, alto mugido, rebuzno o bramido,
Ladrido, caraqueo, relincho o maullido.
Indefectibles como salvajes grifos
En forma de halagos, insultos o engañifos,
Dulces áureas melodiosas o alaridos.
Respetuosas como monumentos fijos,
Que pueden producir alivio o espasmo
Al osado que con sarcasmo
Vierten sus intenciones como tifos.
Las palabras, de las cuales somos hijos
Nos redunda la existencia
Con seducción efímera o eterna
No pudiendo oponer resistencia
Por que pueden ser duras o ser tiernas.
No importando si el sol calienta
O si invierna.
Caminaremos el viaje junto con los gigantes
Gigantes ellas
Que nos alumbran y nos piensan.
300 lagartos. Huele a muerto.
El escudo de mi alma cambia de piel.
Muy continuamente.
Estoy para presenciar cómo los frutos caen del árbol.
Un vacuo presentimiento admite que todo lo que cae
Me arrastra consigo.
Aun las inmarcesibles gotas que caen en la ventana
Arrastrándose consigo a las otras.
La gente camina por el andén muy continuamente.
Hay unos que frecuentan el cementerio.
Otros prefieren los centros comerciales…
El mundo ha rodado como una rodante masa, rueda y rueda
Que sin rodar no deja de rodar.
Caemos continuamente,
La carrera inminente trepita como 300 lagartos bajo
Insolación constante.
Las casas son infinitas, no más hartos que los infiernos.
Una sagaz persona hace su comida a orilla del
Camino.
Huele a muerto.
La razón es que caemos constantemente.
5/nov/2007
REVELACIONES
I.
Quizá sea
El ciego que duerme con los ojos abiertos
O el tenue rehén en cautiverio
Que escucha atento el ruido de luz
Disparando como cuando se besa
Con balas de aire.
Soñando como cuando se vuela
Con alas de niebla
Quizá sea
Un horrendo despertar después
De un aullido de perro lamentado
O una mirada desde el balcón
Inoculado por serpientes de acero
En la legendaria colina.
O quizá sea
La isla donde vamos a comer loto
Todos los lunes.
II.
“el puente está quebrado. ¿Con que lo curaremos? ¿Con cáscaras de huevo?”
De la memoria de los niños.
Otras veces
Solo se me cayeron las palabras
Que mis ojos resistidos no pronunciaron.
Mi frente lamentó sus ignorancias
Expuestas en las palmas de mis manos
Solo subió la adoración
En un laberinto de cuerdas
Y las voces fueron engullidas
Por el cielo que las alimentaba
Solo hasta ahí bajo Dios,
Cuando habíamos subido,
Hasta donde Él estaba.
III.
High street
Ya tuviera enredada la ciudad
Si en mis pasos viviera una telaraña
De óxido tibio.
O la tuviera hundida
Si mis pasos dejaran huellas profundas,
En moldes de caldo blando.
Estaría humillada
Si mis pasos la pisotearan
En vez de empujar con mis suelas
La continencia de mis toneladas parcas e invisibles
Estaría deshabitada,
Si no hubiera pasos que la caminaran
Y no hubiera pasos
Si no existieran sus caminos
De los que se alimentan
Garden city florece
V
La zozobra rebuznaba
Sentada en su banquillo
El alma escapaba de sus soplos
Que avivaban el fuego de la chimenea.
Se llamaba Frío el visitante
Que escamoteaba su glacial pellejo
Escurriendo nuestro cuerpo en su pelaje.
VI
APLAUSOS
Las voces de las manos palmoteaban
La grandeza
Pero grandeza se sacudía inexorable
El baile de las alabanzas.
Esa noche en la puerta donde todos
Entran esperaron las sencilleces
A grandeza y la felicitaron con
Un guiño de ojos.
Grandeza lloró descorazonadamente
Porque pensó que no era grandeza
Sino un halago emocional.
-y las sencilleces le decían aplauso.-
VII
Cerré los ojos
Y el lobo de verde luz
Se apoderó de mis párpados.
Una centrífuga bala púrpura
Acarició mis pupilas alejándose
Como una medusa en lo hondo
De oceánicas aguas.
Mis dedos entonces oprimieron
Los faros de mi cuerpo, y la luz
Ya no salían de ellos,
Sino que entraba iluminando
El pasado de lámparas de sangre.
El viento se roba mi sudor
Cuya ósmosis desaparece las gotas
En tempestuoso aire.
Soy la piedra plana
Que acarician los cuchillos
Para afilar su hoja blanca
Y soy el cuchillo
Restregándome en tortuosa piedra.
Muerte azul por todas partes,
Brotan de los poros
Del metal rústicamente afilado.
Y así mi sudor no es más
Que sangre inmaculada,
Inmolada por los puñales del cansancio.
Alguien.
Alguien levantó un papel y
Lo arrojó a la basura.
Alguien puso un recipiente para
Acumular la canalizada lluvia
Alguien dobló la ropa
Desordenada por el afán.
Alguien limpió el polvo
De las porcelanas.
Alguien rodó por mis manos
Urdiendo mis profundas líneas.
Alguien se metió en mis ojos
Como agua de luz
Alguien me arropó en la noche
En que todos dormían
Alguien leyó mis libros
Alguien escribió mis poesías
Alguien dibujó las melodías.
Alguien salio corriendo
Alguien me llamó
Alguien me lastimó en la piel de mis hijos.
Alguien me la sobó.
Alguien me miró como aquel
Que va a reparar algo.
Alguien me abofeteo las palabras
Con sonrisas silenciosas.
Alguien me nombró.
Alguien se escondió en mi pecho.
Alguien me cantó.
Alguien voló en mi espalda
Como una mariposa transparente.
Alguien jugó conmigo toda la tarde.
Alguien me regalo una lágrima.
Alguien me regalo un cabello.
Alguien me regalo un camello de luz
Y un nido de hormigas.
Alguien se despertó a mi lado.
Alguien me hizo café.
Alguien me llevo un merengue
Gigante un domingo al mediodía.
Alguien plancho mis camisas.
Alguien me respeto.
Alguien me ignoró, luego
Alguien me amó.
Alguien, finalmente se me salió de las manos.
NADIE
“no desdeñéis la palabra;
El mundo es ruidoso y mudo
Poetas, sólo Dios habla”
Antonio Machado.
El ilustrador de luces
Inventaba verbos al atardecer
Con el cincel de sus voces.
Hasta ahí, solo había sido
Un torpe cultivador de cabellos
En las uñas negras de la tierra.
Y otras veces,
Un transeúnte de cafés
Y un buscador de pianos y violines
Donde la gente no miraba sino olvido consumido.
Había estado en los juegos
De la muerte y la añoranza
Y había vuelto al vientre de su madre
Unas diez veces, para partir
Donde existiera un horizonte sin destino
Y un destino sin regreso.
Engañado por sus pasos,
Había sufrido los avatares del camino
Trasegando con los ojos de sus manos
Las palabras mudas del olvido.
Se parecía a la aurora, por lo deshabitada.
Contó las madrugadas
Inventando horas en su despedida.
Fueron desconocidos todos los que pasaron
Por su vida.
Su mirada borró su huella
En la alegría
Y el espejo borro su rostro
En melancolía.
Lo esperan en una silla
Una tarde de estas…
Lo buscan en un libro cualquiera….
Lo acusa un recuerdo ahorcado
En una lagrima escondida…
El ilustrado de luces
Que inventa verbos imitando a las maniobras
Que pule lo jamás visto con lo nunca hacerlo.
El comendador de elegías…
Al único que no alcanza la muerte,
Nos sacude la espalda todos los días.
Y nos corre mientras nos vigila la indescifrable suerte.
Cortado por una hoja de papel,
Desangrado por tinta roja.
Caminado por el suelo
De espuma anciana.
Volado por el aire
De fugaces cascos,
Llorado por el océano
De confines ciegos.
Comido por la hierba
De cosecha incierta.
Saciado por el hambre
De linaje oscuro.
Mitigado por la sed
De ignota procedencia.
Matado por una cabeza
De implorado ruego.
Herido por una llaga
De escarlatas dolencias.
Amado por desconocidas
De muertos nombres.
Oprimido por senos
De alto follaje.
Sacudido por el soplo inmortal
De Venus, arrogante.
Vomitado por una concha
De humanas fauces.
Oído por un silbido
De sangrante tímpano.
Hay bastante adormecimiento
En mis pulmones de nieve
Ballenas de madera, agitan el compás
De mi interior, como un gigante
Caballo en Troya.
Solo sé dormir sin estar despierto.
Entiendo lo que esta escrito
Debajo de las palabras.
Son varias. Filas y filas de mujeres
No siempre lo que quieren
Es lo que necesitan. Pero buscan
Las admiro.
Conseguir las cosas, a veces no es
Abundancia de tenacidad, sino fastidio
Y terquedad.
No nombrare a nadie.
Que se escuche mi llamado
Sin pronunciar palabras.
Porque las palabras son Dios
Y Dios asiste a nuestro lenguaje.
Por eso la llama oculta de las predicciones
Murmura un grito sordo y herido
En nuestras mentes: “la palabra estaba con Dios,
Y la palabra era Dios”.
Diez mujeres sostienen nuestros pasos.
Un Dios llamado palabra
Empuja nuestras sienes a un camino sin nombre
Por el cual andamos para llegar a cualquier parte.
Lo importante es que se necesitan mujeres.
Así siempre se llegara a cualquier parte.
Me hacen respirar.
Las mujeres tienen la tendencia de blandir fuego
En sus manos y como Dios sale de nuestra boca,
Ellas se alimentan, porque buscan a Dios.
Me hacen respirar porque con sus manos
Alivian mis pulmones de nieve
Y queman la ballena de madera
Convulsionada por mí desafuero.
Esperemos que vuelvan a despertar.
BESOS
Besos. Besos. Besos. Besos en la mañana, besos al mediodía, besos al levantarse, besos al acostarse, besos al agacharse, besos al estornudar, besos al reír, besos al llorar.
Besos en la cocina, besos en el corredor, besos en la alcoba, besos en la sala, besos en el cine; besos de porcelana, besos de arcilla, besos de fuego, besos de almizcle, besos de azúcar y besos de agua, besos de aire y besos de tierra, besos de oro y besos de cobre.
Besos de niño y besos de hombre, besos de anciana y besos de madre, besos de mujer; besos de muerto y besos de águila, besos de Judas, besos robados, besos comprados y besos regalados; besos sin tributo y besos sin perdón.
Besos sin contacto y besos en todo el cuerpo. Besos azules y blancos, besos negros y besos verdes; besos en la frente, besos en los ojos, besos en el cuello, besos en las orejas, besos en las manos, besos en la mejilla.
Besos en la boca, besos con lengua, besos con dientes y besos con amígdalas, besos secos, besos babosos, besos frescos y besos añejos, besos húmedos y besos agresivos, besos duraderos y besos fugaces, besos que almacenamos en los recuerdos, y besos que desechamos de la memoria.
Besos con odio y besos con amor, besos con cicatrices y besos con espinas. Besos con vaselina y besos con labial, besos con sal y besos con azúcar, besos pasajeros y besos de toda la vida, besos por televisión y besos por internet, besos con la manos desde lejos, o besos con el sonido chillón en los teléfonos.
Besos y besos, besos y no besos, besos a ratos y besos siempre, besos de entrega y besos de despedida. Besos con mordisco y besos con dolor de muelas, besos de dolor y besos de alivio. Besos para pagar la cuenta o besos para sobornar un desajuste.
Besos con alas y besos sin origen. Diez besos. Un millón de besos. Un beso, el primer beso y el último beso y otro beso que es el que vendrá.
Besos para la vida y besos para la patria, besos para la envidia y besos para la desgracia. Besos caminando y besos volando, besos sonriendo y besos hablando, mascullando las palabras; besos distraídos y besos concentrados, besos con la pasión aguda y besos con el aburrimiento impregnado.
Besos tímidos y besos de labios desterrados. Besos de ansiedad y besos ajenos. Ningún beso, todos los besos, cualquier beso, beso para sesenta mujeres en fila por dos mil pesos, o besos para si mismo en el espejo; besos en los sueños. Besos por besos, en la vida todos besamos.
Solo te daré mi mano
Cuando un abismo te persiga.
Te daré mi voz
Cuando de tu profundidad salga la verdad
Y te fastidie la mentira.
Seré tus pasos, si quieres
Cuando tu camino te obligue a caminar
Por senda desconocidas.
Tus ojos seré
Para que veas en mí
Y para que veas por mí.
Que hay alguien que vela por tu vida.
Prefiero no decirte nada
Y demostrártelo todo.
¿Para qué utilizar palabras vanas
Si no las necesito de todos modos?
Mi tacto no discute con tu piel de arena.
Ni tu sonrisa tiene oscuro velo.
Todo lo que ves me encadena
Y tu mirada fragua de luz mi cielo.
No te diré nada
Aunque ya lo sepas todo.
Te lo demuestro con mi silencio,
Dormido bajo el seno de tu voluntad.
Callaré, insondable como la madruga
Y esperare que hable por mí el tiempo.
No nos despediremos
Porque yo soy arena y tú eres mar.
Y el mar vuelve a la arena
Para aliviar su sequedad.
No nos despediremos
Porque yo soy sol y tú la aurora.
Y siempre el sol vuelve
A iluminar su oscuridad.
Seguiremos juntos,
Para siempre.
Y si te vas, volverás con más fuerza.
Como el barco al puerto entristecido
Por prófuga vaguedad.
O como el hombre al polvo
Eclipsado por la insospechada eternidad.
No nos despediremos,
Más bien esperemos a volvernos a encontrar.
EL DESTINO DEL RAYO.
Cae vertiéndose en la tierra
Arrastrando su feroz cola de fuego,
Mientras tímido el suelo iluminado era
Por su implacable furia.
Te oyeron los abismos cuando el eco de los truenos
Te arrebato la calma y el mar vislumbro con júbilo
Tus rígidos dedos de luz rasgando el viento herido.
El silbido de las nubes te anuncia
Y el sórdido ruego de los animales te argenta.
¿Donde caerás cuando la tormenta explote sus entrañas?
¿Que árbol será pasto de tu insaciable hambre?
¿Caerás acaso sobre mí con los ojos
Tristes que parpadeas a la noche?
¿O derramarás de tus poderosas venas
La llama azul de tu sangre en el calvario de las
Casas desnudas?
“Arranques de cólera!.... En verdad
Yo habito la garganta de un dios”
Saint –John Perse
El perro ciego despega
Su alma del suelo caliente
Abriendo el mediodía,
Y le entrega con un ladrido
A la anciana indigente y boquinche
Que grita su miseria en la esquina.
Ornamenta sus ojos de niebla con un gargajo
Y sus lomos con un bastonazo de ira.
Su alma ríe con un lamento
Y el suelo se despide con un frío beso en su vida.
Un transeúnte pasa e ignora la riña.
Pareces otra muñeca
Cargando una niña entre tus brazos.
Casi no te cabe la niñez
En lo profundo de tu hija.
Ni tu fuerza en lo más
Oscuro de tu inocencia.
Tus juegos son los de ella
Y tus ojos son los mismos.
Oculto el vientre de la tierra
Invisible el parto de sus hijos.
Tienes su misma cabeza
Y los cabellos unidos por los mismos lazos.
Pareces otra muñeca
Cargando una niña entre tus brazos.
Eres Dios,
Sin pretextos ni filosofía,
Sin razón, ni instinto.
Eres Dios,
Sin pretextos ni filosofía,
Sin trampas, ni fábulas.
Eres Dios,
Por todo lo hecho, por todo lo escrito,
Sin razón y sin instinto.
Eres Dios,
Por todo lo visto y por lo no visto,
En cada rincón mi alma en ti confía.
Eres Dios,
Por todo lo visto y por lo no visto,
Por lo invisible como el amor
Y lo visible como tu gracia.
Eres Dios,
Por la creación y por tu huella natural
En cada rincón mi alma en ti confía.
Eres Dios,
Con nosotros o sin nosotros
Con palabras o sin ellas.
Eres Dios,
Sin pretextos, ni filosofía
Por todo lo visto y lo no visto,
En cada rincón mi alma en ti confía,
Sin razón y sin instinto.
Sólo, para mi eres poesía.
Amarte a ti, es amar al universo.
Es confundirse con el rocío de la lluvia
O con el aire espeso que respira la vida.
Verte a ti, es ver las manos que recogen
la siembra, o la sonrisa, o los ojos
De otros que nos acarician la alegría.
Estas en mi, es maravilloso.
Tus manos gloriosas son las mías
Y tus palabras son mi boca,
Y mi risa es tu alegría.
Tu abrazo es por dentro,
Y mis pulmones se estremecen
Al respirar tu aire fresco.
Gracias por ir conmigo siempre
Gracias por ser mi Dios.
Eres el padre de la lluvia
Engendraste las gotas del rocío,
De tu vientre salio el hielo
Y la escarcha que viene del cielo
De ti salió.
Tú inclinas a los cielos como odres azules
Adornándote con etéreos vestidos de honra.
Gracias por amarme tanto
Gracias por ser mi Dios.
Espíritu Santo
Fuego blanco
Que blande nuestras entrañas
En lo último donde nuestros huesos
Persiguen el viento de sus alas.
Despiertas en nuestros ojos
El júbilo saturado de gracia;
Y soplas de próvido consuelo
Los vagones tristes de nuestro corazón rebosado.
Llamas, nos llamas
Como el murmullo del fuego blanco
Cuyas manos nuestras, conviertes en etéreas chimeneas
Por eso eres elemento, Espíritu Santo,
Líquido al internarte como aceite fresco
Ungiendo con solemnidad nuestro rigor.
Y eres viento
Que llena los espacios baldíos
De nuestro vacío corazón.
Y eres fuego,
Fuego blanco que unces en nuestras cabezas
Como ascuas santas del poder de Dios.
Y eres tierra, porque somos tierra
Y de la tierra salimos, como salimos de ti.
Me lancé desde el abismo
Y ya llegando al choque
Cerré los ojos.
Me encaminé en quietud
Y vi lo mismo.
Un próximo choque.
Cuando abrí los ojos no vi nada.
Sólo un aliento olvidado
Que se disipaba.
Que se iba….
Que me enmudecía en fuego envuelto,
Que desaparecía,
Que me desaparecía.
El amor llueve.
Es cierto.
Pero allí queda
Sólo un laguito
Que se seca…
Que se seca…
El amor nace.
Es cierto.
Pero allí queda
La semilla ahogada,
Que se hunde…
Que se hunde…
El amor se enciende
Pero queda sólo
Ceniza blanca.
Que se quema…
Que me quema…
El amor retoña como un viejo
Árbol que ha muerto por su propia voluntad.
Es ver morir un caballo negro
En las manos de momia vieja
Que tiene el tiempo.
O asimilar como un ritual litúrgico
El nacimiento de un tigre
Como Un escondite baldío.
Resignarse a las tramposas mañas
De un mundo magro que amenaza
Con sus grandes fauces
O embotellarse hacia la última
Isla adonde todos vamos
Cuando estamos solos.
Así, al maestro se le olvido enseñar
Lo que sabía.
Y al alumno, se le olvido lo que
Había aprendido.
Y las enormes e inofensivas caras del segmento,
Arrojaron una profunda e indolente carcajada
A nuestro olvido.
NUESTRO ERROR.
Nuestro error es comer pan,
Cuando tenemos sed.
Es callar los impulsos,
Cuando queremos gritar nuestros intentos.
Devolvernos por el mismo
Empinado camino,
Cuando nuestro deseo ya llego a la cima.
Nuestro error
No consiste en un acto,
Sino en una omisión,
En una horrible desesperación
De salir corriendo,
En vez de quedarnos sentados
Como vacas pariendo.
De llorar como cocodrilos
En vez de atragantarnos
Con los nudos de
Lágrimas que no comimos.
Nuestro error consiste
En odiarnos con las palabras
Y amarnos con el silencio.
En detestarnos en público
Y querernos en el secreto.
Por eso todo es el mismo
Melancólico fastidio.
Por ese error,
Se nos ennoblece la calma
Como un inepto maniquí
De almacén barato.
Por ese error,
Nos da tristeza matar cucarachas.
Por ese error,
A veces no tendemos la cama.
O respondemos con monosílabos
Las preguntas que se merecen más que un discurso de gala.
Somos como zombies con pecados santos.
Pero ese error,
Tiene una gran virtud,
Y es ser capaces
De no equivocarnos tanto.
Es mejor sentar el cansancio
Donde calla el silencio
Y duerme despierta la espera
Que espera por verte.
O fingir la mentira
De ocultar escondidos la falta
Que hace las ganas por verte.
O correr el camino
Que anuncia la meta que llega
Corriendo desesperada por verte.
Verte por verte o verte para verte,
En un balcón de frío
Con palabras de suerte
Con sillas de mármol
Y una luz fuerte
El brillo de mis ojos
De las ganas de verte
Donde calla el silencio
Y duerme despierta la espera
Que espera por verte.
Nuestro encuentro,
Podría ser tormentoso.
Como el fuego y las olas
Que aborta el volcán en sus entrañas.
O como las placas de la tierra
Que forman cordilleras.
Podría ser absurdo
Como el del aceite y el agua.
O como de la estrella
Fugaz que se devuelve por su estela.
Nuestro encuentro,
Podría ser redundante
Como el del sol en la vía láctea.
Como el de la sombra
Que se esconde de la luz espesa,
O como el de un beso fiel en la cabeza.
O podría ser casual
Por que no,
Ya que fue casual nuestra despedida.
Casual, como el de un paso con la tierra
O como el de un mendigo,
Que se choco con la realeza.
Pero, podría ser inevitable,
Quien sabe.
Como la muerte que todo el mundo espera,
O como el hombre que espera,
Paciente a la mujer que anhela.
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