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Vaciaré cada atardecer nublado hasta llegar al punto exacto. ¡No! No son los silencios plagiados lo que más me molesta sino el hedor de los escenarios personificados en un intento por estallar en mil disculpas imperdonables. Si las cosas fueran tan fáciles, me retiraría con la diáfana complicidad de saber que lo que supuse toda mi vida era al final tal como lo suponía, y en medio de todo eso, durante algún eclipse matutino, tal vez me dedique a revisar compulsivamente las preguntas que puedan surgir luego de todo eso.
Y mientras tanto.
Todos concurren al sitio previamente acordado fingiendo no saber nada, para qué, cuándo, hacia dónde, por si acaso, en un intento por definir alguna teoría -nunca del todo convincente- que justifique el proceso que se inicia justo antes de ser alcanzados por un anhelo cosificado. Sumergidos en un cúmulo de complejidades y bostezos malgastados cuando todo parece desintegrarse así porque sí. Imitando la carcajada del zumbido mortal. Callar la mirada... así es. Siempre hay algo que se viene a interponer entre las sombras y el resto. Siempre va a haber alguien dispuesto a travestir la mano detrás de la ventanilla que insiste en llevar a cabo sus designaciones cotidianas mientras cosecha el Último Engaño. Cuando el sombrero insiste en disimular las coordenadas de la mentira gesticulante y el recuerdo se convierte, a través de actos fallidos y excusas de por medio, en una anécdota del siglo pasado.
Pero de cualquier forma.
Aquel presentimiento parece indicar que aún estamos a tiempo. Que todas esas frases pronunciadas con tanta preocupación a la hora del almuerzo son realmente al pedo. De no ser así, saltaría sobre el mausoleo recitando blasfemias para barrer con todas las abyecciones que descansan ahora en la conciencia del verdugo encubierto. Dibujaría sonetos en blancas paredes sin ventanas. Reiría como un desquiciado al final del pasillo. Y al llegar al umbral que me separa de donde siempre estuve, me detendría a observar las imágenes circunstanciales que allí se presenten. Más tarde me fugaré con los míos sin importar lo que pase. Volviendo mi vista hacia las cortadas para abandonar definitivamente el punto exacto que proyecté en cada atardecer nublado.
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Texto agregado el 22-04-2004, y leído por 164
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Lectores Opinan |
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29-05-2004 |
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Excelente creación atmósferica....jeje. Un saludo Carlos_Miller |
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