Divino Sordo (Beethoven)
(Ludwig Van Beethoven)
Si el arte tiene límite, habrá de ser histórico, pero no estético.
Su música, perfume al amor,
redime el alma al escuchar sus notas
plasmadas en bellas imágenes,
sonoros paisajes en la más honda tristeza
y sublime alegría.
¡Genio! ¡Músico! ¡Poeta!
Conciencia de sí mismo, sostenida por un alma fiera,
acogiendo siempre las exigencias frívolas que un mundo ávido de placer imputaba a la música.
Manos activas y liberales, conciben la perfección,
haciendo ligadura entre seres, entre hermanos,
con amor fraternal.
Plantas alegría y belleza, y cosechamos belleza y alegría,
nada más sublime que eso en la Alegría de tú Oda
a manera de un Paraíso ya perdido.
Alegría, bella hija de los dioses.
hija de Eliseo;
penetramos, ardientes de embriaguez en tu santuario;
¡Oh, celestes!
tus encantos atan de nuevo lo que la moda ha divido rigurosamente;
todos los hombres se tornan hermanos,
allí donde se cierne tan dulce ala.
Letras inspiradas a tu gran obra musical
Que jamás, tristemente pudiste escuchar,
Pero si sentir esas grandes notas,
Que alcanzaron a escuchar los angeles
Que habitan en el cielo… y tú, genio!
Maestro! los cánticos coros sonoros,
En tu alma los fuiste a escuchar….
Fuertes y dulces melodías,
La Oda a la Alegría, o aquella…
Inolvidable Para Elisa, grandes obras entre otras,
Notas que trazaste en el pentagrama e
Inmortalizaste para siempre….a la eternidad…
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