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Tragedia corta
Sin la humedad en esas paredes se podía ver mejor esa huella tan grande que estaba próxima al cuadro germano-romano de la joven bárbara. Eso mismo dijo el inspector al revisar la habitación mientras esperaban a criminalística y sus especialistas.
El vestido era algo normal para un día de invierno, pero resulta que el periodista televisivo resaltaba que en este día de verano era casi imposible caminar por las calles del pueblo W debido a que la sensación térmica alcanzaba los 30º, sin embargo, como podía bárbara ir mal vestida a la reunión que estaba pactada a las 16:00 hs con quien pronto sería su nuevo jefe de trabajo.
La reunión duro casi 30 minutos donde no hubo más que preguntas comunes a cualquier entrevista laboral, Maximiliano conocía sus limitaciones, ella era tímida, un poco lenta, pero incapaz de meterse en problemas y menos de perjudicar a quien le estaba brindando un apoyo.
La mujer en cuestión no era de lo más común que se puede encontrar un día normal de paseo por las calles del pueblo, al contrario, era fea. Su sonrisa era grande y sus dientes parecían los de una yegua, su mirada parecía ocultar un pasado del cual ella se arrepentía, de estatura baja y con los senos y nalgas caídos no parecía atraer a nadie, como tiempo después lo reconoció su jefe.
Su reciente acercamiento de tiempo casi completo a Dios hacía prever que Bárbara no tenía intenciones serias de buscarse una pareja estable, ya que casi no le sobraba tiempo. También se supo tiempo después que había incursionado unas 2 veces en relaciones amorosas serias y que con su carácter molesto para terceros había sofocado a quienes estuvieron a su lado, que terminaron de rasgar su corazón incrementando el rechazo hacia los hombres cuando estos la dejaron.
Infancia
Su madre enviudó a la edad de 30 cuando ella contaba con 8 años. Para ganarse el pan de cada día su madre trabajaba de mucama para un conocido doctor del lugar, pero como la situación se hacía insostenible se dispuso a hacer el papel de ama de casa para 2 señores. Con el primero dio a luz a su media hermana Natalí, este desapareció tiempo después y nunca más supieron de él. El segundo hombre se hizo cargo de todas las cuentas y la embarazó de Martín, su segundo medio hermano. Martín, el último esposo contaba con las cualidades de machista y alcohólico y como todo hombre a la antigua violentaba a su actual mujer como a otras que tenía acusándolas de callejeras. Martín desapareció de sus vidas mudándose a unos 40 km de ahí, la mantención nunca la percibieron ya que el juez no podía probar la autoría, no porque no habían medios legales, sino por su afinidad a los hombres.
Como estudiante siempre fue revoltosa y sus calificaciones no sobrepasaban el 8. Bárbara practicaba el catolicismo y concurría a misa con sus hermanos todos los viernes.
Su madre decía que ellas y su hermano contaban con la ventaja del sufrimiento, la inestabilidad y preocupación que causaba el estar de lugar en lugar. Ellos se habían mudado unas 5 veces en 4 años. La madre solía encontrarse con hombres pero ya no quería nada parecido a un hijo sino lo que buscaba era dinero para sustentar a sus hijos.
Una mañana Helena la madre de Bárbara salió de recorrida y no regresó para el atardecer. Bárbara ya contaba con la inteligencia suficiente como para darse cuenta de que su madre realizaba actividades de mujer callejera pero le parecía tan normal como un trabajo de mucama así que no se preocupó y preparó la comida para sus hermanos.
Al despertar notó que su madre no había regresado, no regresó en toda la semana y lo que más le dolía no había sido su no retorno sino el trágico suceso que tuvo lugar en la carnicería aledaña.
Paulo era el carnicero propietario del negocio, polaco y avaro como de costumbre, permitía a Martín que lo ayude en lo referente a la carne; separaba lo útil de lo no útil, lo ayudaba a prepara los chorizos que eran hechos de restos sólidos e insalubres pero que al agregarles un condimento fuerte no se podía percibir el gusto a descompuesto de esa materia.
Martín poseía muchos conocimientos sobre la materia carne a la edad de 7 años, lo trágico de su historia ocurrió un viernes por la noche. Los sábados eran súper movidos y ese viernes pareció sábado, ya que se habían terminado los chorizos, cortes para asado y los pollos, que tenían que ser trozados. Paulo propuso la idea a Martín sobre quedarse a trabajar a puertas cerradas, la paga significaba el doble de lo que cobraba cada sábado, el aceptó sin quejarse y en su rostro mostraba la felicidad de cualquier jovencito al que se le confía un secreto o algo más grande aún.
Su secreto, el de los condimentos, con Paulo era tan inquebrantable como el de Pablo con los de la inspección de sanidad. Esa noche se introdujo en la cama tan temprano como lo hizo la caída del sol, luego escapó por su ventana y traspasó el alambrado que daba a la carnicería de Paulo. Estrecharon las manos y este le dio las llaves del local.
Para las 23:00 hs había preparado 30 kg de chorizos. Su habilidad estaba vinculada a las ganas de servir como persona en algún fin.
La tragedia y el viaje a la gran capital
Como las ventas de Paulo habían aumentado considerablemente en los últimos años y debido a su apretado horario decidió este ponerse en contacto con un carpintero amigo para que le fabricará una nueva sierra.
La sierra era lo más parecida a la de una carpintería pero su mejor cualidad era el espacio que poseía, ya que se podía apoyar sobre esta una media res y cortarla muy fácilmente teniendo una especie de baúl a su derecha donde se colocaban los trozos que vertían la sangre y esta se filtraba por un pequeño orificio que luego terminaba en un balde de 10 litros.
Paulo no hizo referencia con respecto al uso de esta sierra por lo que Martín para ganar tiempo decidió usarla encendiéndola primero como para que el motor se pusiera a punto y luego acercó de la cámara frigorífica pedazo del animal a ser cortado.
El salón al que Pablo llamaba el taller, era un lugar amplio, un poquito oscuro, poseía ese olor un tanto repugnante de la mayoría de las carnicerías compuesto de gotas de sangre mezcladas con detergentes y excrementos de moscas. También 1 cámara frigorífica mediana, 2 sierras, una colección de cuchillos y maquinarías afines.
Martín había cortado buena parte del animal con gran soltura, pero sentía algo cada ves que parte del animal pasaba por el ojal de la sierra, algo hacia que su cuerpo entero se precipite y quedara como poseído por esta máquina. Su cuerpo estaba empapado con sangre hasta la altura del abdomen, su cara como nerviosa y los pelos de punta lo llevaron a cometer una equivocación cuando dejó deslizar su brazo más allá de lo debido. La sierra lo arrastró hacia adentro amputándole tres dedos y trabando mitad del brazo entre el ojal de la sierra y el espacio que había entre este y la plancha de metal donde que se utilizaba para apoyar la carne. Intentó quitar su brazo de la sierra con su mano derecha haciendo fuerza con la mano atrapada pero era imponente la fuerza del motor que no paraba de girar el ojal y en medio de la desesperación entendible su mano derecha se introdujo en la sierra quedando así atrapado totalmente por este.
Lo encontró a la mañana siguiente el señor Paulo. Había muerto desangrado ya que la sierra flageló una vena principal. Estaba de cuclillas y un brazo y su otra mano metidos en la sierra, totalmente empapado en sangre y con la mirada como endemoniada. Su cuerpo al lado de un resto animal era como la peor pesadilla que pudiese llegar a tener un hombre común y corriente.
Paulo llevaba el instinto asesino en la sangre. Había matado a e numerable cantidad de vacas, puercos, cabritos, etc. Pero lo que había visto esa mañana lo dejo paralizado. Los medios locales y provinciales hicieron del suceso lo más parecido a una novela barata.
Helena apareció al día siguiente cuando Martín estaba por ser enterrado en el cementerio local. Bárbara se sorprendió al verla; estaba vestida con un atuendo blanco y enterizo que le llegaba hasta el talón y su móvil era una vieja silla de ruedas. Ella la miró con distancia y decepción.
Cuando Martín bajó los cuatro metros de tierra y fue despedido con rosas, Bárbara corrió hacia su casa. Llegó y se balanceó en la cama, su cansancio era enorme y para su edad (16) terribles acontecimientos atronaban en su cabeza y la dejaron como en una especie de coma profundo.
Al llegar a casa Helena le ofrece un tranquilizante y esta duerme hasta el otro día. Al despertarse observó por la ventana que el día era gris y que un patrullero estaba estacionado en la vereda de su casa, al voltearse ve por la puerta media abierta que un policía conversa con su madre.
- Vinimos a constatar esta denuncia; ¿qué sucedió?
Helena fue violada de manera brutal por el doctor Nolor.
Nolor no era una persona corriente, a pesar de su profesión de doctor tenía además una actitud descabelladamente bipolar además de nunca haberse casado y un notable fanatismo por la música clásica.
El anciano de 65 años la llevó a su casa en un Mercedes Benz del año 64 después de haberla recogido de la calle.
Pasaron al living room y bebieron un vino luego el doctor le ofrece a Helena una mejor paga si esta se dejaba atar de pies y manos a una mesa grande y robusta, forrada en aluminio la cual se encontraba en la cochera y que él se la paso a enseñar.
Una vez atada a la mesa el doctor paso a la motivación colocando un vinilo de las bodas de Fígaro de Mozart en la bandeja y con mucho sigilo la púa tomó posición y el doctor pasó a retirar de un bolso sus palos de golf. Los lubricó y se los introdujo de a uno y por partes mientras Helena gritaba horrorizada y asqueada entre violines y bajos. Un tanto después fue arrojada en las cercanías de un pinar.
Dos semanas después Bárbara viaja a Buenos Aires y se alista a la cola de personas las cuales serían al día siguiente sus compañeras de trabajo como secretarias administrativas de la oficina central de una delegación de asuntos exteriores.
Su vida cambió rotundamente en una semana; alquilaba un departamento, pagaba la comida, impuestos, se compraba ropa nueva cada 2 semanas y tenía una posición media en su trabajo.
La noche que sale de pachanga encuentra a un joven de su mismo pueblo quien le comenta que su madre, Helena, sufría de enfermedades y que decía que no iba a comunicarse con su hija. Pidió permiso en la oficina para tomarse el viernes libre y viajó a su pueblo aprovechando que sábados y domingos las oficinas se encuentran cerradas.
Helena padecía de sífilis y neumonía.
Bárbara renunció a su trabajo y se mudo al pueblo a cuidar de su madre. Esa misma tarde tuvo lugar la entrevista de trabajo con Maximiliano, su nuevo jefe.
Sin explayarme mucho debo decir que Maximiliano cambió su vida y el de Bárbara y su madre. Es que a los pocos meses empleado y empleador habían entablado una relación un tanto conflictiva. Eran novios y convivían los dos con la madre de Bárbara.
El cuadro de estilo Germano-Romano bélico lo había pintado él. Es que tanto influyó en él esa nueva relación. Su vida era como una guerra, había contraído sífilis y HIV.

Texto agregado el 05-06-2008, y leído por 362 visitantes. (0 votos)


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