Sobre el malvón, o la baldosa...
dibujan jeroglíficos
que resplandecen a la luz del sol
buscando el húmedo frió de la existencia
esconden códigos, y lo ven todo
y todo lo saben, son pequeños dioses
con una espiralada omnipotencia
que infunde respeto.
son caballos que pastan
en un rotundo silencio,
y en el tiempo aislado
de un mundo suspendido
bailando en días de lluvia
se apelotonan entre los rincones,
y salen todos de paseo
llenado de amor las veredas.
por que se aman con profunda pasión,
rozando suavemente sus antenas.
ay! caracoles de tierra, húmedas bellezas,
diminutas esculturas de baba.
son los dueños del gran parque,
y manejan minuciosamente el tiempo
profetizando todo lo que los rodea,
cargando en sus espalda la pena del mundo.
un cofre espiralado, lleno de miedos,
de verdades y mentiras...
sabios por naturaleza viven esperando,
el suave beso de la muerte.
por que la partida es su anhelo,
es dejar el peso del tiempo,
el de la pena,
y el de ser dios...
infelizmente, los caracoles,
viven miles de años condenados
a un mandato casi eterno.
pero algunos, si tienen suerte,
los invade el descanso
cuando un zapato les cruje el alma.
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