EL ENCANTO DE TU VOZ
¿Qué quieres que diga hoy que oigo tu voz?
El romanticismo ya nos besó el alma
cuando escuchamos el sonido del viento,
el sonido del canto de tu voz de piedad.
Hoy sencillamente quiero escuchar el recuerdo,
deteniendo el tiempo en mis oídos.
Quiero escucharte en este infinito milenario.
Quiero ser un bienaventurado por decir tu nombre.
¿Qué quieres que diga hoy, bella armonía del misterio?
Si todo lo que quiero es escucharte,
por el encanto solitario de sentirte en mis oídos,
por la forma del vuelo de un gorrión
cuando el día termina en mis ojos,
o cuando la claridad permanece en tus ojos de amor
atrapando la sonrisa del corazón purificado.
¿Qué quieres que diga hoy que acariciamos la misericordia?
El encanto del alba se posa apresurado en el espacio,
y yo estoy escuchando la música de tu voz
para pregonar en mis horizontes
un canto nacido por las sombras de tu voz,
por las sombras que proyecta el sentimiento,
y que repite la idea del amor incesante en mi laberinto,
con silueta de perfecta paz en los sentimientos.
¿Qué quieres que diga hoy que sonríes tiernamente?
La noche es nostálgica cuando el amor es ausente,
cuando no hay voces que pueda escuchar mis oídos,
cuando se apaga la luz del amor en mi mente,
cuando se apaga mi sueño sin el sonido del viento,
que trae en sus alas, la esperanza del amor
con eterna mirada que cura las heridas del tiempo.
¿Que quieres que diga hoy que oigo tu voz?
Si tan solamente quiero oír la música de tu voz,
la ternura que busca mi alma con los oídos,
el encanto del perfume infinitamente amor,
el latir melódico del himno que emana tu corazón,
el eco que multiplica la alegría en los sentimientos.
Porque si la noche termina con este sueño de amor,
probablemente mi sueño sea amarte eternamente.
F. CASTILLO/AQP/11-MARZO-2 003.
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