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“Es un hecho, no puedo, no hay caso, lo intento pero no. A pesar de la embriaguez que entrega este coloso de piedra, historia y belleza que es machupichu, ni por mi afán de rescatar y alzar las raíces latinoamericanistas, de vivir y entender el mundo desde el prisma de nuestros orígenes precolombinos, de oponerme al Mc ondo de Fuguet y llenarme de gozo justiciero con las venas abiertas de Galeano, con el ritmo bélico y reinvidicador de “avanza, avanza, avanza y camina, despierta todo el pueblo de América Latina” , que sale desde mis audífonos, a pesar de todo ese arsenal, los incas…me caen mal”.




La Camila, me escucha, me mira, se ríe y no dice nada, ella es así, se guarda todo eso que quizás nos haría tan bien, que incluso me haría hasta cambiar de opinión। Pero es silenciosa, neohippie, latinoamericanista, fuma hierba y usa crema de caracol. A ella, creo que nunca le ha gustado mi discurso (ni al resto del grupo tampoco), a pesar de que nunca dice nada, pero cada vez que argumento que estos muchachos y muchachas precolombinas, tenían un sistema social con clases privilegiadas y otra trabajadora sin esos derechos y regalías, me mira de la misma manera que lo hace ahora, desinteresada, lo que me hace creer que la tengo chata con el temita.




Pero no es la Cami quién me preocupa ahora, es la coni, no su postura similar, sino sus dolores de cabeza। Justo cuando acabamos de recorrer el palacio de ñusta (que según el guía turístico de unos coreó americanos, se presume era la morada exclusiva del alto sacerdote) la atacó una jaqueca quizás esperada, y ciertamente destructora; la formula de esto fue fácil, el cansancio de la caminata devoradora de casi 5 horas del día anterior desde santa teresa hasta aguas calientes, más los mil y tantos escalones que implica llegar hasta este lugar sin nada más que mochilas, cocinilla, hierba y uno que otro motivo de escape, más su genética, todo eso en una jugera humana de pésimo estado físico y bam!, tienes una polola con jaqueca y solo 30 soles en el bolsillo.




Son las 1:30 horas, y esto parece un esso market internacional y los peruanos y peruanas que lo atienden, ilegales que trabajan para evitar la “migra”. La fauna está compuesta por españoles, gringos, coreanos, gringos-coreanos, chilenos rubios, hamburguesas, coca cola, menús en ingles, la flaca y Haylen mirando indecisas de, si deben o no, adjudicarse los restos de una hamburguesa y papas fritas que acechan hace unos minutos y al lado de todo eso, yo, chupando un sobre de mermelada, con la coni acostada, pálida, desahuciada ya amiga del portero del baño producto de sus numerosas idas a vomitar agua y galletas.
Bajar a pie ya no es una opción, está claro, sólo contamos con 30 soles y plata chilena, y los buses que salen cada 5 minutos atestados de cabelleras blancas y rubias, exceden nuestro escuálido presupuesto।




Han pasado unos cuantos minutos, flaca y Haylen intentan inútilmente convencer a la peruana que atiende unos de los locales gringos y brillosos, que acepte dinero chileno, pero esta no sede। La cami está en plena marcha hacia waynapichu, hace frío, cada vez caen más gotas del cielo, pero aún así la coni ha logrado dormir. Yo intento lucubrar algo que evite establecer una malévola alianza con la desdicha, pienso en mi casa, en un auto, en un hospital, en un cigarro, en comida, en la coni sin malestares, en golpear a un par de ancianos y robar sus tickets y ocupar sus asientos en una de las “combi”, pero no, nada, todo resulta tentador pero inaccesible a estas alturas. En esto me lamento, cuando lo veo, moreno, de rasgos insoportablemente incaicos, el único nativo en esta residencial del mundo desarrollado.




Su nombre es Wanca, o al menos eso lo entendí a la chica que vendía los tickets y que me negó una rebaja en el precio. Don Wanca es quien está a cargo de las combis, los buses que bajan, es peruano hasta en su modo de respirar, tiene la piel curtida, rasgos toscos, grandes, unos ojos que dan la impresión que lo han visto todo. El me escucha atento, cordial, planteó todo cual es, sin ánimos de persuadir, solo contar todo cómo es, 30 soles, plata chilena, y mi “enamorada” al borde del colapso.
- ¿eres chileno?
Todo cambia, escena dos, mi dinero, mi natividad, todo eso ahora parece restar.
- en tu país mi dinero no sirve, tampoco el tuyo acá, ¿Por qué tendría que entregarte un pasaje? en tu país no nos hacen eso, al hermano peruano no se le trata con respeto, además tu eres chileno y…
Don Wanca, ya no habla, pregona, comienza a expulsar su chovinismo con fuerza, mi acento se volvió combustible, y hacen estallar en él un discurso lleno de fuego y rabia hacia el lugar donde nací, a una historia en la cual no estuve, a decisiones en las cuales nunca participe, ni tuve posibilidad de opinar। Poco me preocupa escucharlo, quiero mandarlo a la mierda, lejos, con sus recuerdos, su acento sesudo y su descendencia incaica, opresora y nacionalista, pero no hay tiempo para rabias personales, la coni esta a vísperas de reventar, y el paisaje que me rodea no merece sangre, ni mordiscos humanos, ni chilenos ni peruanos. Me calmo, y logro disuadirlo, somos pueblo latinoamericano, no podemos culparnos por lo que hacen nuestros dirigentes, ya bastante daño nos hemos hecho para seguir tratándonos así, no se si me cree o es la cantidad de gente que nos comienza a rodear lo que lo intimida, pero me mira como entendiendo lo que quiero decir, y lo que no quiero decir, y acepta, dos pasajes por 30 soles.




Ahora vamos bajando, sentados, y vemos por la ventana como unos mocosos de no más de 10 años disfrazados de Chasquis, bajan corriendo con el corazón en la lengua, a mil por hora, por el camino por el cual subimos, tratando de alcanzar a la combi en cada curva que toma mientras desciende hacia aguas calientes. La coni ahora duerme, y no se entero nada de lo que ocurrió, afortunadamente. La cami, me imagino que ha de estar en lo alto, en waynapichu, a 3.000 mts de altura, contemplando feliz, como siempre, arriba, sin saber nada de lo que pasa, de lo que ocurre 3000 mts mas abajo, espero descienda pronto. Yo, comienzo a quedarme dormido, y la verdad, no tengo muchas ganas de despertar.

Texto agregado el 04-06-2008, y leído por 78 visitantes. (0 votos)


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