Inicio / Cuenteros Locales / Serranita / Princesa con pulsera
Princesa con pulseras.
Anda gambeteando la pobreza desde siempre. Primero en Macondo luego aquí. Mañana quien sabe donde. Le retruca a la vida el haber nacido sin suerte y le devuelve una mirada con odio a los que lo miran con repugnancia. La pobreza no es contagiosa señora, dice, pero se expande rápido. Grita su miseria cada noche, con los ojos al cielo buscando al Dios que sin aviso se marchó al paraíso del primer mundo.
Es el príncipe de los Nadies y junta cartones y junta esperanza para terminar el día. Le escapa a la policía y se adueña de las esquinas del ferrocarril donde se junta con los otros parias a inhalar aguante. En los andenes imagina a su princesa que lo viene a rescatar de las noches de insomnios. La imagina bajando de cualquier tren haciendo sonar las pulseras y mostrando los pocos dientes que aun conserva de la villa. Pero nunca nadie viene a rescatarlo y termina conformándose con recordar a su princesa y aquel paseo, hace tanto que le parece que fue en otra vida, cuando ella llevaba el cabello sujeto con un broche en forma de margarita y tenía dibujada una sonrisa generosa en la cara sin lavar. Y él tenía la misma sonrisa y una mirada que indagaba más allá de lo permitido. Caminaban de la mano sin reparar en sus miserias que eran muchas. Le compró un helado y ella le regaló la primera estrellita que apareció en el cielo. Luego fueron a recostarse con la luna y él juntando coraje le robó un beso. Colorada por el frío y por la vergüenza, ella suspiró unas palabras a su oído y se durmió soñando con unas manos que la tocaban. Y en las noches con el corazón fortalecido, se dice que eso debe ser la felicidad y lo retiene con fuerza para que no se le escape.
Cuando nació ya empezó a perder, primero a su madre que vivió lo suficiente para escucharlo llorar. Luego a su padre que se marchó cuando todavía no aprendía a putear. Y siguió perdiendo durante 17 años, hasta quedar despojado de todo, con el alma a la intemperie y los bolsillos vacíos. El azar dispuso que falte envido y falte guita. Que le sobre un cuatro y el as de espada llegue tarde para retrucarle a la vida la falta de comodines.
El príncipe juega a inventar historias trágicas para compensar su propia tragedia. Mil veces le soltó la soga al desprecio y se agarró a piñas con el destino. A la única mujer que espera es a la muerte que más tarde o más temprano vendrá a buscarlo para llevarlo a su cuna de tierra mojada con luz de luna a dormir junto a su princesa.
|
Texto agregado el 03-06-2008, y leído por 128
visitantes. (1 voto)
|
|
|
Lectores Opinan |
|
|
|
|
|
|
03-06-2008 |
|
muy bueno, con pocas palabras trasmitis mucho.. a mi gusto falto esperanza nelsoncmc |
|
| |
|
|
|
|
|
|
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login
|