Viva la vida, la mentira y todos sus amigos
Los hombres dan tanta risa, hay uno que me es tan jocoso, que si yo me riera en frente de él sentiría deseos de golpearme y de hecho lo haría. Luego de que él me deje un ojo morado y por poco me cause una hemorragia interna, me reiré aún más porque siendo un monigote de metro ochenta, musculoso y con cara desafiante golpeó a un jovencito escuálido diez centímetros más pequeño y diez años menor. Así hay varios otros, pero aquel por alguna razón es el más cercano a mí, y eso que nunca lo he visto y el tampoco a mí, pero estamos emparentados lejanamente.
La irracionalidad de los hombres me ha demostrado que nosotros no somos diferentes a los animales, deberíamos dejar de jactarnos al declarar que somos seres racionales, incluso hasta los abogados más fríos, calculadores y éticos, porque a la larga somos víctimas de el mismo proceso de selección natural a los que son sometidos los animales, pero nosotros lo hemos maquillado tan bien que ni nos damos cuenta.
La maravillosa cotidianidad es una de las mayores bendiciones de los artistas, siempre he dicho que un buen artista escribe cinco hojas sobre lo que vio en un día, aunque lo único que vio fue un gato con manchas cafés. Mi abuela tiene setenta y nueve años, es diabética y sus riñones ya sucumbieron a su enfermedad, lo cual la ha dejado muy deprimida, además ya casi no oye. Cuando hay que cuidar a mi abuela, tenemos que estar dispuestos a inventar toda clase de estratagemas para evitar concederle sus caprichos y no soy el más indicado para pensar algo al instante, pero hoy mi abuela ha estado un poco calmada. Su casa queda en el sector antiguo de este pueblo gigante, le oí escuchar a mi tío que esta casa costó cinco mil pesos, creo que esta casa ahora cuesta treinta millones. Lo único que me transporta al siglo XXI es el televisor que está en la sala, y la máquina de diálisis peritoneal a la que conectan a mi abuela cada noche. Estando yo con mi abuela en el patio a diez metros del televisor, mi única entretención es el jardín lleno de toda clase de plantas, el gigantesco árbol de níspero, el gato del vecino y los pájaros. Ah, y un periódico que estaba en el piso. El periódico hace una crónica de cierto evento que llegó a ser noticia nacional, uno de sus protagonistas es el monigote fornido que solo sabe golpear. He escuchado tantas versiones sobre aquel tema, trato de ser imparcial con todas, pero me dan mucha risa las versiones de personas que no conozco.
Santos Reyes es un pueblo, aunque la gente se empeña en decir que es una ciudad pequeña, incluso pueblo con cara de ciudad. Ninguna de ambas denominaciones le va bien, esto es un pueblo enorme. ¿La razón? Los que tienen el poder, e incluso los que aspiran a él son unos despiadados que se valen de cualquier bajeza para sacar a otro del camino, no tienen sentido de pertenencia a lo que controlan, me pregunto, ¿Qué demonios hacen allí si no sirven para eso?
I
Aguas de Santos Reyes solía ser la empresa que brindaba el mejor servicio de agua potable y alcantarillado de Suramérica, luego el título pasó a Aguas de Manizales, ciudad de donde mi papá es oriundo. Era lo normal y justo luego de tantas gestiones hechas por dizque profesionales pero de hecho muy conocidos, que eran familiares de los alcaldes y como si fuera la regla, cuando se es alcalde o gobernador hay que darle puestos a los primos, tíos y sobrinos, si los abuelos quieren háganle pues, que los viejos se entretengan en algo.
Recuerdo que mis padres hicieron campaña a un aspirante a la alcaldía a quién llegué a conocer de frente e incluso visitar su casa, no sé si su gestión fue buena, sin embargo mi papá, quién trabajaba para el alumbrado público de Santos Reyes, hacía lo que debía con una devoción y un compromiso grandísimos, casi nunca estaba en la oficina, siempre afuera, pendiente de que las luces encendieran, de los apagones imprevistos y de las nuevas instalaciones. Cierto día tiempo después de que aquel aspirante lograra el ascenso a la alcaldía, estábamos en la inauguración de un parque cuando se aparece un tipo que supuestamente era primo del alcalde, exigiéndole algún puesto. Al inicio, pensaba que la gente era de lo más estúpida, oportunista y facilista, valiéndose de influencias para lograr lo que ellas mismas pueden, pero analizando la situación, y teniendo en cuenta que la crisis del 99 nos había golpeado tanto que mi papá se vio obligado a tomar un contrato en una construcción, además de su trabajo en el alumbrado público y otros trabajitos que le salían. En ese caso, la necesidad nos obliga a caer en esas bajezas, aunque a mi parecer, la mayoría creen que cuando un familiar logra una posición alta, hay que darles puestos al resto de la familia.
Acabose la gestión de el alcalde amigo de mis padres y entonces es elegido uno de los peores alcaldes que haya pisado el despacho de la alcaldía, aquel hombre calumniaba constantemente a mi padre durante su campaña, tanto así que se atrevió a decir que era el hombre que más ganaba en este pueblo. Poniéndonos a pensar… ¿Vivimos en una casa grande en el barrio de clase alta? ¿Estudio en el colegio más caro del pueblo? ¿Andamos en carros último modelo? ¡Claro que no! Pagamos la casa con un préstamo y vendiendo un lote que nos dejó mi abuelo, además quién las construyó es mi padrino y nos hizo un descuento, nuestros dos carros no cuestan más de treinta millones de pesos y si mi papá faltara al primer plazo para pagar la educación de sus hijos, todos en la casa tendríamos que economizar energía, agua y todo lo demás para que el presupuesto tan apretado no se nos descuadre. De hecho ya nos cortaron el tv cable en una ocación.
El nuevo alcalde se posesionó y al parecer no se le vio voluntad para trabajar bien con mi padre, de modo que cierto día mi padre presentó la renuncia en la gerencia del alumbrado público, y un tomó un trabajo en una multinacional que explota una mina de carbón. Al alumbrado público no le ha ido tan bien desde entonces, gracias a Dios el gerente es un ser humano excelente. Eso sucedió hace cuatro años, ya acabó la gestión de aquel alcalde y muchos funcionarios de aquella gestión están siendo investigados por corrupción. La salida de mi padre de la alcaldía nos ha sentado bien, hemos pagado el préstamo, nuestros carros cuestan juntos setenta millones y mi papá nos puede pagar las mejores universidades del país.
Alexander Aguirre no corrió con la misma suerte de mi padre, de hecho no se nada de su vida después de su partida de Aguas de Santos Reyes. Él era el gerente de la división de facturación, oriundo de un pueblo del interior, muy trabajador y pendiente de todo, la oficina no era un sitio para él. Aguirre venía trabajando desde hace rato en la empresa, y cuando llega nuevo alcalde, llega nuevo gerente para el acueducto y es normal esperar un gerente de la misma calaña del alcalde, el nuevo gerente era un tipo que sabía muy poco, iba a calentar el asiento en la oficina, obviamente, irresponsable y corrupto como el alcalde que lo nombró. Al estilo de aquella maquiavélica conspiración de la que habla Michael Moore en su genial documental Fahrenheit 9/11, el nuevo gerente, Sebastián Castro estaba decidido a sacar un provecho lucrativo mucho mayor a su puesto como gerente y para esto habría de necesitar cómplices, los gerentes de las subdivisiones de la empresa eran los más que indicados, pero Aguirre, al ser exageradamente responsable, estaba explícito que el no se iba a prestar para algún chanchullo. Aguirre tenía a su cargo doce trabajadores que leían los medidores del servicio de agua, y Castro le exigió despedir once. Ante la negativa de Aguirre, Castro decidió despedirlo y como los perros se parecen a sus amos, el nuevo gerente de facturación está haciendo de las suyas, tanto así que hay rumores de una posible privatización a una empresa tan importante como es la del acueducto.
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