El cuarto de hotel, la caja de pañuelos descartables y yo ahí mirándome llorar frente al espejo. Tres días atrás mi vida parecía dar un vuelco hacia la felicidad y hoy esta soledad que impresiona, que desgasta, que desgarra.
Mi vida se fue… se fue por un tuvo. Tuve valor aquél día que lo dejé, Lucio no era para mí… tampoco Santiago… pero que duro que es estar sola. Mientras veo esconderse el sol no dejo de preguntarme que va a ser de mí, hace tres días y dos noches deje a mi marido para escaparme con mi amante, hace tres noches y cuatro días me enamoré de la vida y planee la huída. Hace 39 horas besé a mi marido por última vez, y dos horas después derrumbé mis planes de una vida mejor con otro hombre. Y sola, me escondí en esta vieja habitación de hotel a llorar y a mirarme desde cerca.
Hace cinco horas estoy sentada frente a este espejo que esconde mi angustia… me la muestra en reflejos y la devuelve en lágrimas. La habitación se hace más oscura, del pasillo emergen pasos y puertazos de los turistas que entran y salen del hotel. Enciendo un cigarro y dejo de llorar por un momento. La imagen de Santiago se me viene a la cabeza como un relámpago y hasta puedo sentir sus apasionadas caricias en mi espalda. Pero luego viene el miedo, y reafirmo mi decisión, escaparme con él no llenaría el vacío.
Por la ventana entra el viento frío de otoño, un escalofrío me recorre el cuerpo, me desplomo en la cama y lentamente concilio el sueño. Lucio me esta mirando dormir, me toca, me habla como nunca… y de fondo suena Pink Floyd. Yo lo escucho, atiendo concentrada sus explicaciones matemáticas al fracaso de nuestro matrimonio y transcribo en una hoja esas ecuaciones con tres incógnitas que deberían despejarse, pero que emergen por todos lados como dudas… como silencios de lo ya dicho… El viento tira un vaso que estaba encima de la mesa y me despierto. Hace diez años que vivo una pesadilla sin sentido, hace 10 segundos que encontré la respuesta y en sólo un minuto la angustia desapareció. Esa X indescifrable tiene que estar ahí afuera solo es cuestión de salir.
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