Todo se encarga de encontrar una vía de escape a aquellos ingredientes que dejan un gusto amargo en la boca. Si bien, la reseta parece sencilla, cuesta más juntar esa fórmula que nos hace sentir.

amor + alma = sentir

Agustín me ayudó por años a ver la manera de mezclar eso sin hacernos daño, pero al fin de cuentas siempre terminó dejando todo a medias. Y es que el dolor siempre ataca a lo más vulnerable, pero Agustín no consideró que yo era una especie vulnerable en extinsión, solo se encargó de que el resultado de esa antigua reseta no diera resultado.
Aún sigo viendo si esa mezcla que a quedado intacta tiene solución. La mente me pide una solución repentina, tal vez un sentir fugaz que se encargue de revivirla, pero todo conduce al mismo lugar inicial.

Chocolate en la pared, chocolate en mi nariz, chocolate y envoltorios que no volveré a ver una vez que desaparezcan.
El chocolate era lo más dulce que podía ver en él, se humillaba por un poco de honestidad y mezclas de azucar combinadas con cacao. Su mente giraba en torno a una realidad incierta y mi corazón palpitaba más de lo que su alma podía ver. Todo quedó así, ahora junto esos envoltorios y aún no desecho esa mezcla.. todo está igual como si estuviese esperando que el venga a concretarla.. se que no sucederá..

Aún siento que hay ingredientes indefinidos en mí. Hay que respaldarlos con la visión de esa última vez y no dejar que se humedezcan con el paso de las lluvias.

Sé que me lee, sé que se le retuerce el alma de saber todo esto, pero si esa llama del destartalado encendedor que llevaba en sus manos no se hubiese apagado tan sutilmente.. todavía estaría allí.










No queda más remedio que abandonar. Juntó la mezcla perfecta de 20 gramos de amargura con uno de abandono.