Como un timbal de truenos
el cielo ha caído
en sórdidos lamentos
que la gravedad alberga.
Cruje la piel
de árboles y sueños,
bajo precipitados rayos
que se disipan
en áridas tierras.
Debajo,
la vida resguarda
sus cálidas mesetas
de olvidadas hierbas,
mientras tediosas aguas se esparcen
indescifrablemente
en ese andar
de cotidianas nieblas...