El sueño llegó tardío, tras muchas vueltas, de pronto; una luz intensa llenó el espacio y un sonido hiriente mis oídos molestó, pensé, estoy soñando, esto en realidad no existe, pero la luz seguía y el sonido aturdía.
Y llegaron unos duendes de orejas muy grandes y narices prominentes, portando faroles incandescentes e instrumentos muy extraños con los que aturdían mis oídos con sus groseras melodías.
Intenté alejarlos de mi estancia, pero todo fue en vano, giraban a mi alrededor, se burlaban los malditos, haciéndome morisquetas e intentámndome agredir, entonces pensé en algo para auyentarlos, e intenté ponerme en pie, pero no pude moverme, como atado a mi cama parecía.
Sin consuelo y asustado por lo que estaba viviendo, pensé, es solo un sueño, ya me despertaré.
Así el tiempo pasó y a aclarar comenzó, y el sueño se fue haciendo liviano, hasta que de repente mis ojos cansados abrí, bien oscuro todo estaba, ningun sonido se escuchaba allí, corrí la pesada cortina y otra luz hirió mis ojos, pero esta vez me alegré y el canto de un pájaro disfruté.
Fué solo una pesadilla, pense para mis adentros, el día esperaba afuera con sus luchas y alegrías, y hacia allí salí presuroso olvidando lo soñado. |