Dejar sin vigencia el pasado, el ayer, me pides.
¿Abolir el pasado? Rotundamente no, este o aquel, por la lejanía respeto al hoy, forma parte de mi yo, de mi persona y rotundamente no quiero amputar parte de la sofisticada heterogeneidad de mi cabeza.
¿No has parado a pensar que parte de mis encantos, de mis atenciones son fruto del miedo? Mira, a nadie en este puñetero mundo, le da por cuestionar la “equilibrada” tendencia de una madre por sobreproteger a su hijo por miedo a que le suceda algo ¿Tengo que avergonzarme yo de los míos? No querido, mis fantasmas y mis seguridades hacen la mezcla que tú conoces, la que te resulta adorablemente conocida.
Y otra cosa, ¿Si sacamos a la niña fea de Las Meninas haremos un cuadro más hermoso? No, lo haremos distinto de lo que es y yo no quiero sacar todo lo “feo” de mí, estoy segura de que el resultado no te gustaría.
Tú eres lo que yo quiero proteger e intentaré no ser una madre obsesionada, pero permíteme que te guarde con celo y no lo digo en plural para no entrar en conflicto.
Seguro que te estás dando cuenta de lo que digo, te gusta la forma en que te trato, el cuidado, la atención. Sí, ¡eureka! es fruto de una complicada sucesión de “pasados”, estar alerta, querido mío no es tan malo.
Que no te suene a sorna este escrito, que está lleno de sinceridad y amor, pero hoy, apaga la luz, y pídele a Dios que nunca se me pase el miedo a perderte.
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