Se quedan en mis labios
los cadáveres prematuros de una poesía muda,
no deseo dejarme ver,
y tras tres sombras menguantes
un espejo me devuelve la mirada:
soy tu sombra
y tu peor pesadilla,
aquí desnuda
bajo tus sabanas frías.
Texto agregado el 29-05-2008, y leído por 130
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