ESTADISTICAS DE VUELO

Sufrir un accidente de avión es poco probable. Por trabajo viajaba a Centroamérica, a dos horas del despegue algo andaba mal; la turbulencia excesiva me pone nervioso, aquello se empezó a mover como la montaña rusa de los parques de diversiones, hasta ahí todo era aceptable, el colmo fue la explosión, el ataque de pánico y la inminente caída me pusieron a tope de ansiedad, los gritos por todos lados, las azafatas tranquilizándonos y el avión en picada.

El caos; la gente gritando aterrada, el procedimiento de seguridad cientos de veces leído, olvidado, lo que recordé fue poner la cabeza entre las rodillas, el tiempo pasa lento, desearía saber si voy a sobrevivir y no estar encerrado en esta cápsula de metal sin ninguna opción de decisión dependiendo del destino.

Los asientos rechinan junto con la estructura del avión, mujeres gritan, niños lloran, un sujeto a mi izquierda reza, pienso que no es mala idea; le sigo mentalmente (no cabe duda soy un ateo muy religioso) se escucha como el avión corta el aire de forma violenta, pienso en como la estará pasando el piloto ahí en su cabina intentado salvarnos, por lo menos él puede hacer algo.

El tiempo se sucede len…tamen…te, trato de acabar con dignidad siendo optimista pienso que saldré bien librado, los pensamientos surgen de forma vertiginosa, es tal la velocidad que los pierdo de vista, solo me queda el silencio, huele a humo, tragedia, cables quemados, calor y terror.

El contacto con la pista ha sido un impacto estruendoso, siento miedo y para acallarlo, vuelvo a la oración, el avión se va de lado por un momento se escucha el contacto del exterior del avión con el asfalto aunque sigo en posición de emergencia puedo ver las chispas que salen con el roce del metal, vamos dando saltos, cada salto parece un siglo, no sé si mi corazón resista este ritmo, si acaso en mis arterias hay anomalías se puede desprender un coagulo y tapar una arteria, seria paradójico que no muera del accidente sino de un infarto.

Después gran dosis de miedo cuando ha pasado una eternidad (debe ser el accidente mas largo de la historia) el avión se detiene, las azafatas tratan de ordenarnos. Aquellas mujeres impecablemente vestidas, elegantes de porte distinguido que roza en la perfección, ahora maltrechas, despeinadas, sucias, con los ojos inyectados de sangre superan sus temores e intentan organizarnos, para que aquello no sea un caos y lo que afortunadamente no fue una tragedia termine en eso, por el ímpetu a huir del peligro.

Las evacuaciones de los aviones son más felices de lo que parecen, la carne te tiembla por que has estado expuesto a niveles altos de adrenalina, mi ritmo cardiaco se normaliza estoy eufórico quiero abrazar; al bombero, al socorrista y me hermano de una forma inusual con los socios de aventura, en ese momento existe la verdadera igualdad ahí terminan los rencores las diferencias sociales, raciales, religiosas. Mi compañero de asiento no se reprime; me abraza, yo en el fondo le agradezco el gesto aunque me muestro indiferente.

Las estadísticas dicen que los accidentes aéreos ocurren en un porcentaje de menos del 1% fui victima de esa estadística, cuando se esta dentro de estas situaciones las estadísticas son una porquería, por que eres la parte aunque sea el 0.5%. Si se hace una encuesta entre los que sobreviven de un accidente aéreo preguntándoles; ¿Qué opina usted de que los aviones son muy seguros y solo el 0.5% llegan a tener un accidente? Seguramente te dirán, que eso es una estupidez pues aunque fuese el 0.001% la experiencia individual magnifica esa cifra.

Después del trauma recibo una compensación económica y lo que considero una broma sarcástica: Apreciable señor Don Usted; Estamos profundamente agradecidos por habernos elegido como su línea aérea favorita; sentimos los sucesos a los que estuvo expuesto en uno de nuestros vuelos, desafortunadamente están fuera de nuestro control, le pedimos siga manteniéndonos en su preferencia, en forma de disculpa tiene usted 5 años de vuelos gratis en primera clase sin ninguna limitación o restricción, salvo las del tiempo de reservación.

Cambiaria algunas cosas de esa carta más breve, algo así;
Estimado pasajero si en nuestra ultima aventura no logramos matarlo lo invitamos, tenga la seguridad de que en la próxima tendremos más suerte.

Lo peor no es la invitación a volar gratis; es que he aceptado, sigo viajando con esta aerolínea, tal vez por la primera clase o por desafiar la estadística que si es real entonces; -¿Por qué estoy en esta enorme fila y al fondo hay un letrero que dice; “recepción del cielo”?


(menos mal que vine; al cielo)