Miró encabronadó como su compadre aprovechaba para fajarse a su esposa mientras bailaban, cuando sintió que algo tocaba su entrepierna, su comadre poco preocupada por su marido y su comadre le hacia la lucha al compadre.
-No se encabrone compadre, total, vamos a desquitarnos.
La comadre no tenia malos bigotes, así que se dejo querer, cuando la pareja regresó de bailar ya los compadres se estaban demostrando efusivamente cariño.
-Pinché compadre, se le ven más de dos manos.
El compadre se sacó de honda que aquel cabron estuviera bromeando con algo así, él se estaba fajando a su vieja y lo tomó como si nada, instintivamente se separó de la comadre, pero esta lo retuvo.
-No te vayas mi amor si apenas estamos empezando.
-Perece comadre, yo creo que la estamos regando.
La pareja compuesta por su mujer y su compadre se burlaron de él.
-¡Ahí ta’ pinché compadre, no que su compadre era muy “open mind”
Total que los cuatro terminaron en su casa metiéndole duro a la orgifiesta, literalmente, cuando los primeros escarnios lujuriosos terminaron, exploraron la reunión grupal y es que los compadres sintieron despertar un instinto que ignoraban tener, cuando vieron a sus respectivas; en acción, este hecho los excitó, así que de buena gana le entraron al cuarteto.
Las reuniones posteriores, estuvieron llenas de intensidad y lujuria sin freno, habían descubierto una nueva forma de diversión sexual.
Pero pronto aquello, dejo de ser novedad, así que como la caja de Pandora una vez abierta, no se puede detener.
El etanol ya no era suficiente, le agregaron algo de mota y después coca, se metían el alcaloide en los genitales, que por que esto les incrementaba el aguante, en realidad lo que lograba era insensibilizar esa parte y disfrutaban menos el acto sexual.
El tren del desmadre siguió su camino y experimentaron su lado bisexual, los compadres enredaron sus mostachos y se dieron mutuamente como hombres y los dos aguantaron hasta el tope, al fin y al cabo; pa’ eso eran hombres ¿qué no?
Las comadres le entraron a la tortiadera con singular alegría y sin recato, hasta parecía que tenían vocación, por que se disfrutaron de lo lindo, se oían unos gemidotes que los compadres nunca fueron capaces de sacarles.
Pero aquel desenfreno no paro ahí, la ultima orgía de aquellos 4 fue la mejor; comenzaron con unas cervecitas bien heladas, pronto brincaron al brandy, la mota, la coca y las pastas, cuando comenzaron sus escaramuzas amorosas y vieron que las variedades ya se habían acabado, pos le variaron con masoquismo, pero no fue cualquier masoquismo, aquello terminó en un charco de sangre y los cuerpos deformes, destrozados pero con una sonrisa de satisfacción.
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