Cuando los ojos se pegaban en la lamparita
y el inconsciente pasea sobre imágenes
aun más oscura que la misma muerte
el miedo se coló por la soledad que inundaba
el cuartito donde posado el cuerpo
durmió en lo eterno.
Se fue el alma en un rápido suspiro
mientras la lucecita titilaba,
las noches de locura que lo mantuvo preso.
Un hueco perenne en el sofá
dejo el cuerpo,
un vacio infinito en el alma mía
deja su vuelo.
Texto agregado el 25-05-2008, y leído por 124
visitantes. (6 votos)
Lectores Opinan
31-07-2008
muy bueno ... y triste judith13
25-05-2008
...y es difícil poder tapar ese hueco de su presencia.
Un saludote de una jaenera. currilla
25-05-2008
¡Ups! Dentro de su tristeza, es un bello canto de amor.
Un abrazo. jabbier
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