Mueren libertarios en nombre ajeno
y con ellos, perecen ideales pasajeros
de la muchedumbre cansada
de esperar al hombre nuevo.

Mueren los días
cansados de esperar el mañana
sin saber teoría de la práctica
del cómo sobrevivir frente a la raza humana.

Mueren estatuas pasajeras
que denotan grises la decadencia
acomodadas en circunvalaciones perfectas
de esta ciudad muerta.

Mueren las letras
una a una, lentamente.
Cediendo a la monotonía
de un mundo nuevo.

Mueren los recuerdos,
y con ellos mis pasiones
que reviven mis acciones
que callan rencorosas.

Muere la muerte,
acompañada de la vida
y se pierde el sentido
de las partes sin-sentido.

Muere el tiempo,
muere la noche,
muere tu alma
y mueren las flores.