Es el tiempo pasajero, no así este viento inasible que eleva mis conjeturas, que viene vacío y de la nada sólo a remecer mis pensamientos, sin llevarse una sola hoja de mis brazos caídos, que como un viejo árbol altruista sigue en pie, y de pie muere.
Es la vida pasajera, al parecer no así este silencio que llevo puesto, que me viste y opaca, que es una daga cuando sentencia clavándose en mis córneas, cegándome circunstancialmente.
Es la ilusión pasajera, ahora todo depende de los finos hilos que sostienen mi vida, de la frágil y efímera esperanza que aún gotea. Veo que las brazas comienzan a transformarse en recuerdo, y yo con mi aliento vegetativo no puedo hacer más que dejarlas ir.
Espero sea este constante susurro tras mi nuca pasajero, al igual que las correas que marcan mi piel, al igual que las imágenes mustias que habitan mi cabeza.
Y es igual que antes, un mar titánico de pena que no tiene origen, o por lo menos ya está tan tapado que no se puede ver…Y bucear bajo tierra para hallar las raíces, es como querer encontrarse con la muerte cara a cara, desnuda y en lo oscuro.
Aun tengo un poco de ilusión, un poco de tiempo y de vida, para liberarme y emigrar de este espacio inhabitable al que espero nunca volver, para encontrar mis pasos peregrinos y ser tan sólo lo que siempre debí haber sido,
de ese espacio,
pasajera.
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