Por qué no te sientas alma mía junto a mí, por qué escapas entre algarabías de mi lado, con sonrisas y chanzas, como una adolescente alocada. No reparas alegre dama, que yo no puedo acompañarte porque eché raices de responsabilidad y de ellas brotan ramas que de mi dependen?
Oh, alma, camina conmigo al unísono; no te adelantes demasiado o me verás llorar más de una vez desconsolado.
Texto agregado el 22-05-2008, y leído por 208
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