Martin era una persona llena de entusiasmo, siempre había conseguido sus objetivos, tenia varios habitantes que controlaban su cerebro. Carlos representaba el guerrero en su cabeza era fuerte, tenia una espada prácticamente invencible alimentada con la energía de Martin. El gran opositor de Carlos era Gustavo, el insistía fervorosamente en querer quebrantarlo por la espalda. Actuaba de una manera indirecta, no presentaba su cara era cobarde, pretendía intimidar, necesitaba desalentar. Carlos siempre salió victorioso porque el espíritu de Martin estaba muy motivado por la lucha. El sabía que para lograr lo que se propusiera, bastaba con desearlo intensamente, colocar todo el esfuerzo y dejar todo el resto a Dios. Roxanna era el tercer habitante, ella estaba sentada en un rincón, abandonada, desprotegida de cobija y alimento. Inconscientemente el, no permitió que se desarrollara, colocándole una barrera, ella sobrevivía con las dosis de cariño que en ciertas ocasiones le daba al acordarse del amor. Roxanna era ingenua siempre estaba sonriente. Pero ese martes lluvioso, nadie pudo detenerla, llego para quedarse con un leve gesto de victoria, alzando sus manos y sin tener que mover un solo dedo, ocupo el lugar privilegiado en su cabeza. El motivo de aquel triunfo fue el encuentro inesperado, marcado por el destino y sellado por el creador, entre los corazones de Herminia y Martin. A partir de ese momento Roxanna gobernó por siempre la mente de Martin. Logrando de esta manera vivir en función del amor.
|