LA ESQUINA DE LOS FANTASMAS

Los fantasmas jugaban cada noche en una esquina de aquel pequeño pueblo.
Era una esquina famosa, nadie pasaba por ahì despuès de la caìda del sol.
Se decia que quièn molestaba el juego de los fantasmas desaparecìa para siempre, pero no solo las personas sino tambièn lo que les pertenecìa, hasta su pasado.
Muchos esposos y esposas habìan incentivado la curiosidad de sus cònyuges, con la ìntima esperanza de empezar una vida nueva con otro amor.
Dicen haber visto mujeres jòvenes dejar a sus hijos recièn nacidos en aquella esquina ya que los anticonceptivos eran condenados por el cura pàrroco y el aborto era considerado un asesinato.
Muchos estuvieron años pensando la forma de lograr borrar su pasado, sin desaparecer ellos mismos.
Algunos personajes incorregibles habìan sido abandonados en ese sitio, ya que la pena de muerte estaba prohibida.
Pero nunca nadie habìa logrado su objetivo, y allì seguian los esposos y esposas hastìados, los niños sin padre, y los pecadores viviendo tranquilos sin haber pagado nunca sus delitos.
Asi poco a poco la esquina de los fantasmas fue perdiendo credibilidad, y las nuevas generaciones de pobladores le fueron perdiendo el respeto.
Los mas jòvenes empezaron una campaña ideada a convencer a los temerosos a formar un grupo que concurriera una noche a tan misterioso lugar
Asì se formaron dos bandos los que ya no creìan en los juegos de fantasmas y sus consecuencias, y los que seguìan creyendo y no tenìan ganas de comprobar la verdad.
De este hecho nacieron los dos cuadros de fùtbol y las dos fracciones polìticas que dividen a esta pequeña comunidad.
La esquina sigue siendo aùn hoy un misterio, y nadie osa pasar por ahì de noche, pero ya nadie recuerda el motivo de sus temores.
La primera vez que visite ese pequeño pueblo pude ver con mis propios ojos que el juego de los fantasmas era real, pude comprobar que en ese lugar jugaban, se reìan y se burlaban de los que aùn estabamos vivos, pero nada dije, estaba seguro que nadie me creerìa.