puedo decir tantas cosas... un poema, un chiste, un garabato, un gesto, una foto... pero no, prefiero no hacer nada de esto, mas bien, prefiero contarles una historia natural, sin dulce ni preservantes... trata de un muchacho de no mas de veinticinco años que ha crecido con ayuda de gente buena. de pronto, el gusanillo de la ambición, de aquello que mata todo lo puro que existe en la humanidad, le ahoga y llega a ser lo que mucha gente es, respirando por la calle... anda, gasta, va y viene del trabajo, escucha música, hace el amor, conversa con amigos, piensa en su cuarto cosas sin sentido, llora en la soledad por todo aquello que no ha logrado ni logrará. duda, eso, duda de sí mismo. decide salir y ser malo, como todo, es decir, aplastar a quien pueda, ya sea bueno o malo, a todos si color ni credo.
el tiempo pasa. ve su soledad y no está como antes... hay bulla, sonidos, gente que sonríe, un auto, gente que le teme, respeta, quiere... cuando escucha al mismo gusanillo: ¿quieres mas?. tiembla y siente que todo cuanto le rodea es producto de la ambición y como todo aquello, caerá como castillo de naipes... se levanta y busca a toda aquella gente que fue buena con él... ya no es un muchacho, ya nadie escucha su sentir, aunque muchos ríen de sus palabras... siente que todo es hueco, una comedia sin precio ni ticket de entrada... llora dentro de sí mismo y busca ayuda. recuerda momentos ya muertos. piensa en ellos y se pone a escribir, y mientras lo hace, se pone a llorar y no para, pues, así empieza a brotarle todo el dolor que ha provocado sin saber que al otro lado del sol estaba su alma, la misma de todo aquel que piso en su camino sin final... llora y no para hasta entender que no tiene otro camino que seguir siendo lo que es, y, seguir llorando por esa soledad aburrida pero, tan de él como de nadie... ahora tiene otra soledad, y esta, es desolada como un hueso en un desierto... sale a la reunión y pide un vaso de licor y mientras toma, lágrimas quieren brotar de su alma, pero, no las deja ni las dejará hasta que llegue ese momento en que todo es un solo cuarto, en donde la enfermedad se hace su compañía, y allí, siente que encontrará la salida a todo cuanto hizo... lo sabe y sabe que no puede hacer nada por evitarlo, nada, nada...
san isidro, mayo de 2008
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