...¿" Quién anda allí? Dijo mi madre, abriendo el ventiluz de la puerta de
entrada, que daba a la chacra y a la noche de invierno, tenebrosa y fría.
De la oscuridad total, se escuchaba el ladrido desesperado de los perros
atados a los dos árboles frutales, el chirriar de las ramas y el ruido de las cadenas.
Sabíamos que alguien andaba, pero no podíamos ver nada, los animales cada
vez más enojados, el silbido del viento entrando por las ranuras de las
persianas y la presencia de ese alguien ahí, en el patio.
Mis hermanos y yo nos fuimos acercando, buscando la seguridad en el cuerpo del
otro, arrinconándonos en el fondo de nuestro comedor diario, olvidándonos
del juego de cartas que hasta ese momento nos había entretenido.
Mi madre, trabó el ventiluz y caminó enérgicamente hasta el pasillo, buscó
el viejo rifle 22, lo cargó y lo sostuvo en sus manos. Aun hoy recuerdo la
adrenalina que se respiraba en el aire, mi pequeño hermano temblaba como una
hoja, acurrucado contra mi cuerpo, y los brazos del más grande,
rodeándonos para transmitirnos la tranquilidad que él no tenía.
Una vez más, pudimos ver como ese ser tan dulce y divertido, se transformaba
en una leona, dispuesta a destruir todo lo que representara un peligro para
sus crías.
Ella volvió a abrir la pequeña ventanilla, y dejando entrever el arma,
preguntó por segunda vez: "¿Quién anda allí y que busca?"
Se escucha una voz confusa, pero entre el ladrido de los perros
y el viento no fue clara la respuesta.
"¡Si no me responde que busca, empiezo a los tiros inmediatamente!"
Recién ahí, pudo ver la figura del borracho que arrastrando las palabras
decía " Solo quiero saber donde vive Contreras"
Mi madre agudiza la vista y reconociendo al vecino de la otra chacra le
dice: " ¡Pero si Ud. es Contreras!"
Y el borracho, ofendido, le responde." Yo no le he preguntado quien soy,
sino donde vive Contreras"

Ella, tentada de la risa, deja el arma, nos hace un guiño y le explica....