-Vaya, veo que aún quedan un par de bocados en el plato…me parece que esta noche vendrá un ángel del cielo, con alas de plata y cabellos dorados, y volará sobre ti esparciendo en tu alma miles de bendiciones…
El pequeño veía a su padre con los ojos muy abiertos, prestando atención e imaginando lo que describía.
-…Y en la madrugada, mientras duermas, se posará en el techo el mismísimo trineo de San Nicolás. El entrará, sigilosamente y sin que nadie lo note, hasta tu habitación, para poner bajo la cama peluches, muñecos y pelotas de muchos colores. Luego, una virgen hermosa descenderá del cielo y se recostará en la cama, junto a ti, velando tus sueños mientras acaricia tu linda cabellera. Ella limpiará tu corazón, que a cada segundo se hará más bondadoso…
-¡Papá ya basta por favor! dijo el pequeño demonio asustado… como pudo metió en su boca toda la comida que quedaba en el plato. Se levantó de la mesa rápidamente, con los ojos llorosos y llenos de miedo, y se fue corriendo para alejarse de su padre y de la aterradora historia.
Lucifer permaneció en el comedor con una sonrisa en los labios, viéndolo partir. “Está creciendo mi muchacho” pensó. Y se fue caminando hacia el abismo, a encontrarse con los espantos y las almas malditas que lo esperaban en la oscuridad.
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