Todos aprendemos, días tras día, lo que vemos, todos nacemos con la única verdad que no podrá ser cambiada, contra la que no podremos luchar aunque le pongamos todas nuestras fuerzas, se apropiará de nuestra mente la idea de que somos inmortales, nunca pensaremos que hoy, en este momento me puedo morir, somos tan incrédulos que pensamos que eso a nuestro propio cuerpo nunca le podrá pasar pero la realidad es otra.
Nos engañamos a nosotros mismos, al futuro y al presente, no enseñamos a nadie a convivir con el fin, lo único que intentamos es olvidar, olvidar.....pero eso trae la consecuencia de no terminar las cosas de no poder afrontar los miedos, de dejar los detalles para otro día, pero ¿y si ese día no llegase?,¿ terminara en el mismo momento en que dices mañana lo haré?
En el amor es lo mismo, mañana le diré que lo amo, mañana le cogeré la mano, le daré una sorpresa, le besaré hasta la saciedad, hasta k me quede dormida en sus brazos, pero ese mañana llega y es igual al anterior, promesas sin sentido, que se alejan, las ganas se pierden y se olvidad de mi, y cuando desaparece ese ser lloro por el tiempo que perdí pensando en lo que haría y no hice, en lo que podría haber hecho y por cansancio, vaguedad deje pasar. Nuestra vida no es eterna, tenemos que vivir cada momento, los segundos, disfrutarlo porque a lo mejor es el último momento que tenemos, que podemos estar con aquellos a los que amamos. Pero morimos realmente, o solo morimos ante los ojos de aquellos que no nos quieren, incluso podemos seguir viviendo en aquellos que nos odian, en el perfume, en el aire....al igual que el amor....porque por mucho que uno quiera olvidar nunca podrá.....si realmente su corazón, su mente no quiere.
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