Incinerada mi alma en el alcohol,
con unas cuantas copas ya pierdo la razón,
cursiento y andrajoso ya parezco un peón,
embriagado y ebrio desando con un son,
vagando por un camino con mi botella de ron,
preguntan quien es ese el canapiare de dom ram,
que propician su cuerpo,
y se ahogan en el alcohol;
que llega a sus entrañas
y les da colesterol.
Lo pasan por su boca, y, deleitan su buen sabor,
acostumbrados a la pea y en la mañana el ratón.
Del trago amargo que dejo en su corazón,
es el simple vicio que me sigue a donde voy,
que nos dice lo bueno y nos alienta en lo malo,
y nos llena de pasión;
vemos todo hermoso llenos de inspiración,
comparamos un cadáver con una diosa y una flor.
Luego el desequilibra tu uso de razón,
hasta que llegas a un estado que te da mas amino para beber mas licor,
luego tomas le brandy con limón.
E invitas a tus amigos a beber a casa de Dom Ram,
y causa en tus amistades una adición,
de donde no los saca nadie, ni de la cirrosis los salva DIOS,
no es que sea malo sino daña tu corazón,
y a los órganos los deshace como exprimiendo un limón,
no es que sea malo contradecir mi adición,
pero el despecho me invita a inspirarme en el ron,
no es que lo que beba sino lo que saca el son,
de esta prosa laca que se llama Dom Ram.
Todo lo hago por despecho por tu amor,
de estar todo ebrio en el suelo como un roedor,
el buscando su queso y yo buscando olvidar este amor.
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