En una mesita en el cuarto de unas niñas descansa una linda plumita.
Es de tinta dorada, y brilla con la luz, mas ahora olvidada por siempre yacerá.
En otros tiempos, descansos no tenía, pues era confidente de las tres pequeñas niñas.
Con ella la mayor escribía de amores, lo que sentía pensaba, o letras de canciones.
La segunda interminables cuentos escribía, también cartas de amor, o confesiones de cosas que perdió,
La menor de todas la ignoró por un buen rato, pero al final sucumbió su tierno corazón, y en papel vació lo que de su vida alguna vez soñó.
Y, de pronto, como si nada, abandonada se vio, muy ingratamente por aquellas que escuchó.
Y ahora la mentora, amiga y consoladora, yace para siempre abandonada en aquél rincón. |