Paradojas para entender la libertad.
Según Isaiah Berlin existen a grandes rasgos dos formas de entender la libertad, una forma negativa y otra positiva. La forma negativa se preocupa por los impedimentos externos que pueden limitar la voluntad individual. Ser libre entonces significa que nadie se meta contigo ni te limite, ni obstaculice. Como quien dice hacer lo que me plazca sin que nadie se meta. La forma positiva se preocupa de los impedimentos internos o externos que “contaminan” la voluntad individual. Para la libertad positiva ser libre es emanciparse de las ataduras dentro de nosotros mismos.
Debo decir que tengo propensión por inclinarme a favor de la libertad negativa, no desprecio a la libertad en sentido positivo. Esto debido a que la amenaza del poder a las libertades es una constante política de la que no se puede escapar. Sin embargo aunque la libertad es un bien precioso y uno de lo más importantes sin duda, no es el único que existe. La paradoja es que libertad puede llegar a ser un obstáculo para la justicia, para la igualdad, para la seguridad, para la felicidad, para la paz, etc. Por más preciosa que sea la libertad no sustituye a los otros bienes, no es idéntica a ellos y no es siempre compatible.
La paradoja es que la libertad sin límite conduce inevitablemente a la confrontación entre los individuos o los grupos. Esta confrotación carente de límites, de reglas conduce a ley del más fuerte que tiene como resultado la pérdida de la libertad de los más débiles. De una libertad ilimitada termina resultando en pérdida neta de libertad. Vale entonces que es racional limitar la libertad para proteger otros bienes y hasta para proteger a la misma libertad. Una persona razonable por tanto acuerda ceder parte de su libertad por el bien suyo y de los demás. El sueño romántico de la libertad negativa, de la total autonomía individual no es para nadie que busque disfrutar de todas las ventajas de vivir en sociedad
La libertad positiva busca liberarnos de las cosas que nos esclavizan y nos atan, busca liberarnos del mal. El problema es que esta forma de entender la libertad puede servir para justificar la coacción por parte del poder y de eso tenemos ejemplos de sobra. El totalitarismo, por ejemplo, hoy se ha convertido en algo peyorativo (y con razón) pero en un principio se trataba de un sueño hermoso en el que el gobierno estaba en todos lados y nos liberaba de los problemas de la vida, su método era acortar el espacio de decisiones individuales para que estos no decidieran mal. El problema es por supuesto que si un individuo no puede elegir lo malo no puede decirse que sea bueno, ni un ser libre.
¿Cómo balancear el bien de la libertad con los otros bienes?, ¿Cuales deben de ser los asuntos que deben permanecer en la esfera de las decisiones individuales cuales son materia jurídica?, Un liberal siempre presiona tratando de ensanchar los márgenes de la acción individual. Otros estarán más preocupados por los males desatados por la autonomía de los individuos. El equilibrio es delicado y conviene que se encuentre en discusión permanente, para eso la solución republicana propuso el poder legislativo.
Elegir sacrificar un bien por otro bien o elegir entre dos males es algo que la realidad nos impone. Nadie puede tenerlo todo, nadie puede simplemente extirpar el mal de una vez por todas. Pero en vez de reeditar el pesimismo existencialista más patético y ver a la libertad como una carga penosa, una maldición, una condena, debemos permanecer cool frente a la responsabilidad de tener que elegir por nosotros mismos.
Gracias por su atención y paz a todos. |