Te escribo con la valentía inocua de quien moribundo yace en su lecho de muerte,
Te escribo a pesar de que acallaste mi corazón con un grito seco y ensordecedor…
La melancolía eterna de quien ama y se siente aún más vacío que la nada, en un lugar tan inmenso como el mismo universo, rodeado de todos y de nadie con la absoluta certeza de que las lagrimas son ahora las únicas que recorren su cuerpo, petrificando su espíritu…

Te escribo aún por encima de mis lamentos y mi rabia,
Te escribo para odiarte y para amarte,
Te escribo para olvidar tus ojos y tus sueños, tus palabras en verso saturadas de dolor y mentira, y el toque venenoso de tus labios en las horas infalibles de la noche, cerca del crepúsculo de la Luna donde los refugios noctámbulos son testigos del amor insaciable y fugaz, que es más punzante que una daga en medio del pecho…

Te escribo mientras el peso de mi soledad logra desplomarme sobre tus recuerdos, mientras aniquilas mi alma con tu mirada fulminante, mientras confundes mi cerebro, y secuestras mi razón…

Te escribo para ver si puedo aún sobrevivir, pensar en que sólo me queda extrañarte y esperarte…..pensar en que talvez tenga que olvidarte…

Es tu ausencia la más absurda y cruel pesadumbre en mis ojos,
Fuego eterno que me consume sin piedad,
Una soledad perpetua y dolorosa…

Te escribo aún a mi pesar…talvez si te olvido recordándote, aún queden mis cenizas…


(Para aquel que olvido que el amar es sufrir)