Siempre nos quedarán aquellas madrugadas
las que hacíamos que todo quedara pequeño
en las que alrededor no existía nada
sólo la luz que desde tu mirada
se colaba en cada uno de mis sueños.

Y ahora que llega el día tan solo me queda
el pensar que otra noche podría volver
a ver la luz de tu mirar
de tus caderas cuando el aire
nos faltaba bajo el cielo azul
las sonrisas que en tu boca me inventaba
el tenerte en mi cama
mientras las estrellas locas y celosas se olvidaban
que la luz que sale de tus ojos en esos momentos
es la luz que destella en el cielo cada madrugada.

El calor de la pasión devoraba los cuerpos
y hasta el corazón quedaba boquiabierto
sin apenas voz pidiendo un poco más.

Y siempre nos quedará un horizonte
sin más fronteras que los sueños
esos que sólo viví cada vez que sentí
que me llevabas dentro.

Pero todo termino
y todas las madrugadas mágicas se fueron contigo.

Con un adiós el calor, la pasión,
las estrellas, el perdón,
las sonrisas, el amor,
los cuerpos, el corazón,
tu mirada y tu voz
se fueron marchitando.

Y ahora que el mundo
se pone en medio de nosotros dos
aquí me tienes esperando.