La carta en el librero, las copas sobre la mesa
Casi omnisciente apareces en medio de mi desvelo, dulce sirena
Diciéndome nada,
callándote tantas verdades que me destrozan
La carta en mi mano, el librero que ya no está.
En mis recuerdos,
La soledad que me hace compañía
La lluvia que desde afuera nos llama
Solamente tu rostro en mi ventana,
la mesa desordenada
Mis lágrimas, tus ojos vacios
y la noche que ya no volverá
Mis besos, tus labios fríos, l
a cama y tu cuerpo desnudo
Perfectos como tú.
Hermosa y tirana, mi dulce gitana.