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18 PAGINAS



ESCUELA NORMAL AMORES DE ESTUDIANTES



Los años de primero a tercero, en la escuela Normal, fueron difíciles en cuanto a estudiar; los profesores eran exigentes y para mal de males no teníamos habilidad para aprender y decir las lecciones. Siempre fuimos dos cursos desde que empezamos: el A y el B. Así llegamos a quinto año aunque disminuidos en el número inicial del primer año. Los cursos de primer año tenían alrededor de treinta y cinco alumnos por curso y cuando iniciamos el cuarto año éramos treinta en el A y veinte y nueve en el B. Muchos amigos se fueron de la ciudad entre el primero y tercer año, otros abandonaron por tener que trabajar. Uno de mis amigos, el más pequeño, murió del corazón, de una afección que tenía de nacimiento y al cumplir trece años nos dejó, con una gran tristeza, a todo el grupo.
Tanto los del A como los del B, en cuarto año ya éramos muy amigos y las chicas y los chicos no hacían diferencias entre los de un curso u otro.
El curso nuestro tenía ocho chicas, les decíamos “Las Luceritos”, todas eran súper simpáticas y compañeras, una de ellas era Mabel; la mejor alumna en toda la historia de la escuela, su promedio fue de diez en todas las materias, en los cinco años de la carrera de Maestro.No era por la nota, por lo que ella se desvelaba, su pasión era vivir la vida con sus amigas y amigos que además la idolatrábamos, por lo buena compañera,
Por su inteligencia y dedicación a ayudar a quien lo necesitara.
Había otros compañeros, que eran muy buenos, que sabían de todo, que leían a los filósofos como Sartre. Uno de los más brillantes pensadores del siglo pasado, personalidad primerísima del movimiento existencialista. Como filósofo reflexionó sobre la soledad, la angustia, el fracaso, la muerte... Sostuvo que la existencia precede a la esencia, que el infierno son los otros y que el hombre es una pasión inútil. Su obra filosófica más importante es El ser y la nada; también entendían muy bien matemáticas; historia, literatura; entre ese grupo de diez o quince, entre los dos cursos, estaban mis amigos que se fueron conmigo a la Universidad a San Juan y Yo
En cuarto año teníamos entre catorce y dieciséis años. Las fiestas las hacíamos siempre juntos; las hacíamos desde el tercer año para juntar dinero para el viaje de fin de curso en quinto año
Un baile que hicimos en un club céntrico fue increíble, no por lo que pasó durante el baile sino por lo que sucedió cuando terminó.
Al finalizar empezamos a ordenar el salón para dejarlo en las mismas condiciones que nos lo entregaron, cuando lo alquilamos; los varones y algunas chicas amontonábamos las mesas y las sillas. Uno de los varones antes de vaciar los vasos y las botellas que estaban sobre las mesas, se tomaba el contenido. Muchas botellas tenía Hesperidina, una bebida de la época; en determinado momento “Nene Chico” (que era su apodo) llevaba sobre su cabeza una mesa y cayó redondo al piso, se había “suicidado” con las bebidas que había tomado; vivía a dos cuadras y lo llevamos alzado hasta su casa; no hablaba pero respiraba y eso nos tranquilizó, cuando llegamos a su casa, salió la madre, y empezó a gritar:
¡Nene chico que te pasa!
Nene chico no contestó, no se movió lo pusimos en la cama donde se durmió, vino el medico, lo controló y dijo… ¿déjenlo dormir!
Durmió durante un día y medio, el médico dijo que debía digerir el alcohol, y que había zafado de tener un coma etílico. Cuando despertó, la felicidad de los amigos era inmensa, le dolía la cabeza y el médico le recetó un remedio.
Bebió mucha agua, estaba casi deshidratado, pero todo salió bien, tomó una sopa caliente, su estómago no estaba en condiciones de admitir nada pesado, cuando se levantó y caminó el grupo de amigos lo aplaudió,
Ese cuarto año empezamos una relación muy adulta con el Director de la escuela; se hizo amigo del grupo y nos ofreció su casa, muy grande, para realizar un baile, y así no gastar en el alquiler del club.
El lugar tenía un patio grande con un quincho, allí pusimos los aparatos de musica, la música sonaba y todos bailábamos .Yo busqué a Mabel y nos fuimos a bailar a un rincón solitario del jardín, ella se puso muy mimosa y por primera vez la besé, en la boca. Eso era algo increíble porque ella no quería que nos vieran juntos y menos besándonos; fue un solo beso y nada más, pero fue el que inició el camino para los que vendrían todos juntos en el futuro, en las ocasiones ya buscadas.
El Director nos puso en contacto con su suegro que tenía una finca espectacular; era el Director del Hospital de la ciudad.
Para llegar a la finca, se iba por un camino arbolado que llegaba hasta la orilla alta de la costa del río; era una finca con casa de campo, pileta de natación, viñas y potreros, un potrero de alfalfa, donde estaban sueltos los caballos, cuando llegamos, un gaucho fue a buscarlos para ensillarlos; tenía potreros y boxees para los caballos en el invierno.
El quincho estaba bajo grandes árboles donde el gaucho nos cocinó el asado, al finalizar el mismo salimos de a dos en cada caballo, éramos seis en total y los varones todos andábamos bien a caballo.
Un grupo de chicos se fue por un camino que pasaba frente al cementerio, y llegaba hasta la bodega mas antigua del lugar, tenía algo de misterio y se podía visitar, ver sus maquinas viejas que aun las conservaba, las piletas y lagares donde se habían elaborado durante muchísimos años millones de litros de vinos, yo la conocía y no fui.
Mabel y Yo fuimos hacia la costa del río, por el lado de la barranca; para entrar al río debíamos sortear un curso de agua que formaba un pequeño canal, después del canal con agua el río estaba seco hasta la otra orilla, distante unos cien metros,
Decidimos cruzar el río, llevábamos una montura de basto que nos albergaba a los dos, al llegar a la orilla Yo tomé las riendas, y dirigí el caballo a saltar la barranca que había; el caballo se cayó de boca y nosotros caímos al agua, mojando nuestras ropas.
Salimos caminando y sacamos al caballo de tiro; el sol brillaba ese día de Marzo y hacía calor; hacía calor y en la arena seca sobre los cueros de oveja que teníamos en el apero, nos tiramos a secar al sol.
Mabel se sacó la ropa, primero la blusa y quedó en corpiño luego el pantalón corto y quedó en bombachas negras, hasta allí no tenía inhibiciones, pero para sacarse el corpiño se dio vuela; yo la imité y me saqué el pantalón y la remera y la dejé junto a la ropa de ella en el apero. Al caballo lo atamos a unos pastos que crecían al costado del río en la ciénaga.
Tanto Mabel como yo estrujamos la ropa que nos sacamos y esto ayudó a que con el sol no demoraran mucho en secarse, además la arena caliente y el viento ayudaron a secarla.
Al secarse la blusa que fue lo primero, Mabel se la puso para tapar su desnudez y no tener que ponerse de espaldas, yo también me puse la remera que cubría bastante mi calzoncillo, que terminé de taparlo con el pantalón que ya estaba seco. También Mabel se puso el pantalón y por último el corpiño.
La situación del remojón, nos causó cierto contratiempo, pero nos enseño que podíamos intimar sin temor al pudor de vernos en paños menores mojados.
Al vestirnos pusimos la montura de almohada y las pieles de cama; y allí uno al lado del otro, al sol empezamos a hacernos caricias.
No era su conducta de otras veces, Mabel empezó a besarme, y yo hice lo mismo; la colchoneta de cueros con lana de oveja, era bien blanda y mullida, además al estar en la arena, el piso era nivelado y liso sin protuberancias molestas.
Esa tarde ambos sabíamos que estábamos teniendo una conducta que antes la habíamos evitado, pero ello fue porque no queríamos que nadie nos viera.
Ella por primera vez tomaba la iniciativa y me besaba con amor, Yo le correspondía, y aumente el ardor, la toque en las Tetis y se quedó esperando, una caricia por adentro de su corpiño, que le sacara la remera.
Le saqué la remera y el sol nos daba a pleno, yo también me quedé en cuero y sentía fuerte el sol sobre la piel. De pronto ella me dijo: vamos al agua, era un pequeño curso de agua que llegaba abajo de la rodilla.
Entramos sin sandalias y fuimos caminando por el agua, tomados de la mano para ayudarnos en caso que un pozo o una rama nos jugaran una mala pasada. Teníamos calor y nos mojamos la cara con las manos.
…¿Y si nos bañamos?
…-Me contestó: … ¡Bueno!
Y allí con toda naturalidad nos sacamos la ropa que nos quedaba y la pusimos sobre las cortaderas.
Enseguida ella se sumergió, sentada, en el agua, me dijo:.. ¡Está muy linda!... ¡de verdad lo estaba!, era agua muy clara porque venía ya decantada del dique y el fondo de arena del río no la contaminaba. La temperatura que tenía era templada y hacía placentero quedarse adentro del agua; ella me arrimó la cara y Yo la solté de la mano y empecé a besarla, primero en la boca; besos interminables, ambos estábamos cubiertos hasta el cuello, sentados, dejaba que la acariciara por debajo del agua; ni aunque alguien estuviera a dos pasos vería lo que pasaba. Ella también tomó la iniciativa y a la par que me besaba acariciaba mi cuerpo como si nada, me besaba el cuello, bajó y me besó las Tetis, mi excitación me desbordaba y allí fue cuando la besé en el pecho, no hizo ni dijo nada, pero al quedarme apoyado abrasado, y besándola, puso mis manos entre sus piernas para que la tocara.
Por primera vez, supe por ella, alguien la tocaba en el sexo; cuando la vi muy excitada, le pregunte:
¡Quieres hacerlo!
¡Si, vamos, por favor!
Y allí de pie en el agua, dejando que el río pasara, sin temor a que nadie nos viera, tuvimos la experiencia más maravillosa. Nos amábamos y no éramos nada.
Juntamos las cosas, nos vestimos y fuimos a buscar el caballo; le pusimos el apero, y cruzamos el río de a pie. Del lado donde vinimos fuimos buscando paso entre las cortaderas, hasta que una de ellas, la cortó en la pierna, lastimándola mucho, tomé mi pañuelo lo partí en dos y lo até sobre la cortadura, la sangre fue cesando de a poco.
Al llegar la vinieron a curar, pero gracias a Dios la cortadura no fue profunda, y ya estaba seca, Le pusieron agua oxigenada y mertiolate (un desinfectante), luego una gasa y dos cintas adhesivas. Por fortuna no le pasó nada grave.
Al caballo, le sacamos la montura y le dimos agua que casi no bebió porque tomó en el río, lo largamos al potrero y esperamos que llegaran los otros amigos.
La señora de la casa nos ofreció mate cocido con tortas fritas, que aceptamos complacidos; las tortas campesinas son las mas ricas que haya comido.
Fue un gran día el que pasamos en la finca del Suegro del Director, comimos un rico asado y con Mabel descubrimos algo más que la belleza del río: descubrimos el amor.
Esos días en la escuela no se habló de otra cosa que de lo rico que estuvo el asado y el día que pasamos.
Los mismos seis, decidimos hacer otro asado, pero esta vez en la finca de mi papá.
El lugar era perfecto para ir un grupo, la casa de mi padre era inmensa: un chalet californiano de ladrillos de 420 m2, tenía tres dormitorios grandes, el de mis padres, el de mi hermano y Mio y el de mi hermana; mis hermanos no vivían en casa en el tiempo de la escuela, ya que estudiaban en la ciudad de Mendoza, distante setenta kilómetros. También estaba el departamento con baño privado que ocupaba alguna empleada, y que ahora estaba desocupado. Se podían quedar todos a dormir en casa.
La finca tenía trecientas hectáreas, casi todas cultivadas con vides y frutales; de cada uno habían diversas variedades y era una aventura caminar por entre los viñedos: viñas bajas y Parrales, cortando y comiendo toda clase de uva; también ir por entre los frutales, muy diversos: durazneros, ciruelos, damascos, cerezas, almendros, membrillos, … y de cada especie varias variedades, ciruelas blancas y negras , grandes y chicas; duraznos blancos y amarillos, redondos y chatos, con carozo pegado y priscos; la finca era un lugar de ensueño y mejor si estaba con mis amigos… y Mabel.
Vinieron el sábado temprano y Yo les propuse que saliéramos caminando, que podríamos conocer y recorrer por todos lados, sin problemas de cruzar alambrados cuando lo quisiéramos. Mama les dijo a las chicas que llevaran en que traer frutas y que eligieran las más lindas para el almuerzo. Cada una de las chicas llevó una canasta de mimbre de las que se usaban para cosechar duraznos, al principio no pesaban nada pero cuando la fueron llenando con todo lo que veían, debieron pedir auxilio a los varones, que terminamos trayendo la fruta que ellas recogían. Recorrer la finca era imposible en un día, pero visitamos los mejores lugares sin recorrerlos a fondo.
Salimos de casa y pasamos por entre el parque que la rodeaba, allí habían brevas, que las chicas pusieron en sus canastas, fuimos hasta la esquina por donde está la acequia de entrada del agua, les mostré las compuertas que la reparten para las diferentes parcelas, así entendieron como se distribuía el agua que era la vida para las plantas.
De allí pasamos al parral, la plantación de vides más vieja de la finca y quizás del valle de Campamentos a la orilla del río Tunuyán. Era un parral viejo pero exuberante, allí los pájaros encontraban un lugar ideal para hacer sus nidos, habían unos muy lindos que eran los jilgueros cabecitas negra (llamados a si porque el macho tiene toda la cabeza negra) y que como se criaban en cautiverio, la gente buscaba los pichones y los encerraba en jaulones, con otros pájaros .Yo no tenía ningún pájaro en jaula, mamá tuvo solo uno que le regalaron: una Reina Mora.
Del parral fuimos hasta el pozo de agua surgente, tiraba ciento veinte mil litros por hora que servía muy bien para regar la finca, junto con cuatro pozos más que llegaban entre todos a los seiscientos metros cúbicos por hora...
Fuimos hacia una plantación de ciruelas, en la canasta llevábamos uvas Moscatel rosado y Semillon, blanca, además de algunas negras como Lambrusco que es muy rica para comer a pesar de que es para hacer vino. También pusimos uva Cereza negra y la más rara era una uva Sultanina, que es rosada. Las ciruelas al verlas en las plantas, dan ganas de cortarlas a todas, pero Yo los llevé donde habían unas ciruelas muy ricas y muy grandes, de esas cortaron un montón. También cortaron unas amarillas muy dulces: gotas de miel, y otras más. Podríamos haber llenado las tres canastas de ciruelas pero faltaban los duraznos que eran muy lindos y hacia allí fuimos: Primero los priscos, pelones, luego los amarillos por último fuimos donde estaban los más ricos: los chatos, que son blancos y exquisitos, los que mas le gustaban a mamá. Habíamos recorrido un cuarto de la finca y decidimos volver, pronto sería la hora de comer y nos estaban esperando.
Mama lavó la fruta e hizo una ensalada monumental en varias fuentes que las puso con hielo que sacó de la heladera. Mamá tenía una habilidad natural para combinar las frutas de la finca, aunque le agregaba otras frutas como naranjas, pomelos, bananas, y peras que cortó ella, de un árbol.

La comida, pavo al horno, de los que ella criaba, estuvo exquisita, y la ensalada sabía mas rica, porque la fruta estuvo cosechada por las chicas.
Ese primer día decidimos que a la tarde andaríamos por el interior de la finca, yendo hasta el fondo que no conocían.

Íbamos a salir en seis caballos: mansos, para las chicas y más briosos para los varones, los tres andábamos bien a caballo. Una de las chicas tenía mucho entusiasmo pero tuvimos que enseñarle. Aprendió a manejar y como iba en la Ruana, y era tan mansa; si no la manejaban ella andaba lo mismo.
Fuimos por el Callejón Del Medio, todos al paso, aunque no faltó alguno que fuera de un galope hasta el portón que estaba cerrado y se volviera.
Cuando llegamos Yo me bajé y deje el portón abierto para la vuelta, solía quedar cerrado para que si venían animales por el callejón desde los potreros, no pudieran pasar para la zona da viñedos, ni escapar por la calle Florida.
Al pasar el portón lo primero que encontramos fue el taller nuevo y la casa del alemán, lucía un hermoso jardín, con flores de variados colores, al lado estaba la represa donde tomaban agua y también se bañaban los animales; antes de bañarse los caballos pateaban el piso de la represa y levantaban barro, ensuciando el agua, que luego decantaba y nuevamente quedaba clara. Los caballos estaban acostumbrados a tomar agua en la represa y los menos hábiles en dirigirlos tuvieron que dejarlos que abrevaran, aunque no tuvieron ningún peligro, finalmente todos les dimos agua.
Seguimos y llegamos al corral, allí los caballos quisieron entrar, pero Yo sabiendo que iban a hacer eso cerré la puerta y no tuvieron más remedio que seguir, los que eran conducidos con descuido por las chicas.
Al pasar los corrales, también el de las vacas, llegamos a la zona de los potreros, allí había un toro malo, pero si no lo molestaban no hacía nada, aunque por precaución no entramos a ese potrero y si lo hicimos en el último que tenía pasto en fardos apilados para el próximo invierno.
Los potreros tenían una clase de pájaros muy bellos: se llaman bolas de fuego y son todos rojos, en el campo y el último potrero andaban sueltos los corderos con sus madres, eran muy bonitos cuando chiquitos y daban mucha pena cuando los mataban para hacer asados. En el potrero los varones se pusieron a galopar, los dos tenían caballos muy buenos para andar y saltaban fardos de pasto que todavía estaban sin estibar.
Yo seguí con Mabel y les dije a los chicos que íbamos hasta el fondo de la finca y volvíamos, mas o menos en una hora, salimos por una puerta lateral del potrero y fuimos por dentro de un campo virgen con algarrobos grandes y chañarales; ese campo estaba como fue siempre, no permitían cortar plantas en él, íbamos por una huella que llegaba hasta un lugar donde habían grandes plantas de algarrobo , chañares, y retamas con flores y donde el campo era muy agreste y bonito, yo conocía el lugar y sabía que nadie pasaba por allí, ya que a pie o a caballo la gente iba por el Callejón Del Medio

Bajamos de los caballos y yo los desensille, los dejamos atados y usamos las monturas para hacer una cama con las pieles de ovejas, juntamos los cueros de las dos monturas y tuvimos un cómodo colchón, en el amor ya teníamos experiencia, no nos costó esta vez amarnos, no teníamos vergüenza en desnudarnos y quedamos tomando nuestras manos y dándonos besos que eran eso, puro beso, con el fragor que un beso lleva, sin que por ello la excitación nos obligara al sexo; primero tuvimos una ronda de amor puro, donde lo mas fuerte fueron lo besos en los senos que vinieron cuando ella se sacó la blusa y yo le saqué el corpiño, luego yo me desnudé y ella se quedó en bombachas hasta que se las saqué.
Los besos siguieron pero mezclándose, Me pidió que la besara, como ya lo había hecho antes, en el río, la besé muchas veces, no la deje respirar, me acordaba que la primera vez se fue sin decirme va, ella me besó y luego me pidió… ¡Ahora: hagámoslo, por favor!
Fue algo increíble mucho mejor que la primera vez, allí llegué a comprender que el sexo es amor, que si se realiza con placer y entrega es sublime y que no puede ser malo algo que tanto da.
Los chicos corrían por el pasto y se revolcaban, todos eran pibes que jugaban. Salimos para casa, cerramos el Portón Del Medio y soltamos lo caballos en el potrero chico para tenerlos a mano para el otro día.
Al día siguiente nos levantamos temprano, mamá y papá se iban a misa y se quedaban a comer en la casa de una tía; nosotros saldríamos a explorar los cerros; iríamos despacio por las chicas, pero el lugar no estaba demasiado lejos, apenas tres horas al tranco o quizás menos. Llevábamos comida y agua para nosotros y comida para los caballos, por el camino fuimos admirando las plantaciones: de uvas, frutales y huertas.
Llegamos al canal después de una hora de marcha; allí les dimos agua a los caballos, ya que hasta la vuelta de los cerros no volverían a tomar; seguimos una hora más hasta el bosquecito, que estaba después del dique aliviador, allí tomamos agua nosotros y dejamos escondidas las damajuanas con agua y la comida de los caballos para cuando volviéramos de los cerros.
Seguimos el camino, que era una picada hecha por la empresa que exploraba petróleo.
Al llegar al pie de la serranía el camino no subía y seguimos por una cañada que venía de los cerros, el agua de lluvia había hecho un tajo que permitía circular con mayor facilidad que trepando los cerros.
Llegamos hasta las nacientes de la cañada y desde allí nos dispersamos quedando en volver dentro de dos horas. Cada pareja se fue para donde quiso, disfrutando de la soledad y la belleza del sitio.
Los cerros eran bajos, no tenían dificultad, por lo menos en ese lugar para cruzarlos, debíamos tener cuidado de no perdernos y fuimos dejando señales de piedras para volver por el mismo camino, también hablamos de no ir muy lejos.
Con Mabel nos quedamos al abrigo de unas grandes piedras que hacían sombra, aunque lo mismo el sol se sentía irradiando mucho calor, allí conversamos sobre cual sería nuestro futuro, yo le dije que estudiaría una carrera llamada Ingeniería Química y ella me dijo que estudiaría Profesorado Universitario de Filosofía y Letras, nos quedaba pasar el último año y ya teníamos que empezar a prepararnos en las materias afines; en mi caso: matemáticas, geometría, trigonometría, física y química.
Mabel era muy linda y muy dulce, también.
Era muy sensata, el amor la había desubicado un poco pero igual mantenía su línea de conducta, no dejó de ser la mejor amiga de todos sus compañeros y a pesar que manteníamos una relación muy íntima siempre se mostró discreta y no se exhibía ante otras personas.
Su amor era de verdad y parecía que no terminaría nunca: yo la amé mucho, sin embargo, no se cuando se terminó y no fuimos nada, nunca habíamos dicho que éramos algo; quizás fuimos sin saber que fuimos: humo de fuego consumido, flor de ciruelo marchita, resplandor del sol escondido, nido de pájaro no construido.
Ese día sin saberlo la amé por toda la vida.
Fue todo y un día nada… ¡.Amores de estudiantes que cortos que son!


1957 RIVADAVIA-CAMPAMENTOS-MENDOZA
13 DE MAYO -2008 LA PLATA.










Las mujeres, los lugares,
jefpacheco25 (jefurlani@hotmail.com)

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VERANO DEL 56

2815 palabras, 6 páginas

Todas las mujeres que pasaron por mi vida me dejaron un recuerdo imborrable y a medida que transcurre el tiempo, cada una permanece con su carga de emoción como la primera vez, traigo a mi mente su aspecto, no recuerdo sus nombres en la mayoría de los casos, lo que recuerdo son los lugares en donde tuvimos sexo, la forma en que lo hicimos y en algunos casos cuantas veces lo hicimos


Las mujeres que pasaron por mi vida me dejaron un recuerdo imborrable y a medida que transcurre el tiempo, cada una permanece con su carga de emoción como la primera vez, traigo a mi mente su aspecto, no recuerdo sus nombres en alguno de los casos, lo que más recuerdo son los lugares en donde tuvimos sexo, la forma en que lo hicimos y en ocasiones cuantas veces lo hicimos.
Mi relación con el campo hasta los 15 años me pone en situaciones vinculado a ese paisaje.
La primera vez, que intenté tener sexo fue un fracaso rotundo, con una chica mayor que Yo, ella tendría dieciséis años y yo trece, nunca había estado antes con una piba y solo tenía experiencia de masturbarme; ella tenía relaciones con hombres mas grandes que ella y era conocida por tener amigos que la llevaban a la cama y no lo callaban, la relación conmigo se dio porque estábamos dos chicas y dos chicos en la casa nueva en construcción, para mi nona, las pieza estaban vacía y la incomodidad era total, solo piso de frías baldosas y ningún mueble que facilitara las cosas, cuando se dio el reparto Yo me quedé con la mas grande y a ella le gustaba el otro muchacho que era cuatro años más grande que Yo; no supe bien como actuar y ella se dio cuenta de mi inexperiencia, no le saqué la ropa ni inicié ningún jueguito erótico, por lo que, ella que esperaba una conducta por el estilo se levantó y me dijo:
… ¡me voy!,
-¿porqué?
-¡no sabes nada!
-Y acto seguido salió de la pieza y se fue a otra pieza sola, la casa tenía muchas habitaciones, y en una de ellas estaba el otro muchacho con su pareja, una piba más chica de catorce años. En realidad parecía que estábamos cambiados. Cuando terminaron salieron los dos y se encontraron conmigo en el living comedor , la otra piba estaba en otro dormitorio, el muchacho se enteró de lo que pasó y le preguntó a la pibita de catorce si quería ir conmigo, ésta muy decidida dijo que sí, mi amigo entró a la pieza con la otra y cerró la puerta, Yo fui a la pieza de antes y allí ella tuvo una actitud totalmente distinta: no esperó que yo la desnudara ,me dijo:
- ¡desnúdate-¡
Y a renglón seguido quedó totalmente desnuda, en cuerpito gentil, mostraba unas tetitas que incitaban a tocarlas y de a poco a besarla , ella a pesar que era supuestamente mas inexperta, me supo llevar hasta conseguir que la besara por todos lados, me besaba por el cuello , los labios y de golpe me empezó a besar el pene, la excitación fue muy grande y me propuso que la besara en el clítoris, la tomé por la cintura y la puse de pie frente a mi , allí sin mediar palabras la bese en el clítoris, se sentía a gusto y jadeaba, de a poco le metí dos dedos en la vagina y experimentó un gozo que la hizo gemir, me volvió a besar el pene y luego me dijo:
…¡Vamos hacerlo!-
Se tiro en el suelo sobre una chalina que ella tenía y abrió sus piernas esperando que Yo la penetrara, fue una gran experiencia, ella a pesar que tenía experiencias previas consumadas Yo la sentía como si no hubiera, nunca tenido sexo, era sumamente estrecha y Yo sentía que le entraba en posición muy ajustada lo que producía en mi gran gozo, a ella le agradó la situación, y como se dice vulgarmente: teníamos una buena relación de piel.
Empecé a bombearla y ella a moverse acompasadamente, a medida que transcurrían los minutos la situación era cada vez mas agradable, y en realidad Yo no sabía que me iba a pasar, en eso siento como un vértigo y si me estuviera cayendo al vacío, le digo:
¡No puedo!-
Ella me dice:… ¡Vamos!-
Y acto seguido se acabó de una forma ostensible: Gemía gritaba- y los efluvios vaginales eran copiosos, a la par que me alentaba:
¡Vamos!
¡No aflojes¡
¡Dale!,
En ese yo eyaculé con un estertor que la puso muy contenta y me empezó a besar en la boca y me decía:
…¡Lo hiciste, vistes que lo hicisteis!
Esta ocasión no paso inadvertida para mí y siempre la recuerdo como la primera vez, con todo lo que significó para mí, el placer que me prodigó, y las circunstancias en que se produjo.
Esta experiencia se mezcla con otras en el campo, que como es lógico se produjeron entre las viñas que eran un lugar inmenso ideal para esconderse; la primera que recuerdo es una empleada de mi nona que tenía trece años y yo por ahí, no teníamos una relación como para hacer suponer que iríamos a las viñas a tener sexo, sin embargo una siesta estábamos jugando en el límite de la viña debajo de unos grandes árboles de nogal, debajo de los árboles era muy fresco en el verano y por eso íbamos allí .
Los juegos que al principio consistían en jugar con la arena que había debajo de los árboles, pasó a juegos de manos a agarrarnos de nuestros cuerpos y a forcejear, tirándome arriba de ella; nos fuimos cruzando de un camellón a otro hasta quedar debajo de una hilera cubiertos por los pastos.
Allí los juegos terminaron y empecé a tocarla por sus pequeños senos , ella se daba cuenta de lo que iba a suceder y no puso objeción, realmente no se si había tenido sexo alguna vez, pero creo que no, sin embargo mostraba una conducta como si supiera o le gustara lo que estaba pasando; al sacarle las bombachas me puse a besarla por todos lados, esto la puso levemente en alerta pero cuando la empecé a besar por el clítoris y la vulva, se movía con mucho placer y no me regañó para nada.
Ella también empezó a besarme por todo el cuerpo hasta encontrar mi pene, que a esa altura de los acontecimientos estaba totalmente duro, no sabía que hacer y al principio solo besaba la parte externa hasta que de a poco se fue poniendo el glande dentro de la boca y lo empezó a succionar con fuerza; esto me provocó una eyaculación en su boca de manera desenfrenada e incontenible, que Yo no esperaba y ella tampoco , sin embargo esta situación no la disgustó solo me pidió que la siguiera besando en el clítoris, eso hice con mucha fruición, no solo le besaba sino que le chupaba con fuerza y después de estar un rato en ese juego ella me dice:
…¡ me voy¡
Su gemido fue audible cuando sus efluvios vaginales cayeron en mi boca, Nunca había experimentado nada igual y fue una sensación tan desconocida que no supe si fue o no agradable.
La siesta era calurosa y la sombra de la viña nos prodigaba fresco para soportar el verano.
Cuando pasó un rato que estábamos en la viña, volvimos a los juegos sexuales, esta vez ambos deseábamos tener sexo de la manera natural y después de un jueguito erótico, ella se puso muy abierta de piernas y Yo le introduje el pene, allí sin tener mucha experiencia me dí cuenta que nunca había tenido sexo, y si bien le resultó un poquito molesto, ya que le dolió, me pidió que la penetrara toda; favorecía que le entrara sin mucho dolor el hecho de que estaba totalmente mojada, cuando sintió que la tenía toda adentro se empezó a mover a ritmo con mi manera de moverme; me decía:
…¡me gusta- me gusta mucho!-
Después de un rato cambiamos de posición: Yo me senté y ella se puso sobre mis piernas de frente a caballito, allí se la metí al máximo posible y ella se movía con un placer evidente, bajaba y subía, entraba y salía, en esas circunstancias empezó a jadear y a gemir y en un determinado momento dijo:
… ¡me voy!
Esto potenció mi placer y Yo me fui con ella.
Nos quedamos quietos, ella no se bajó y eso permitió que al rato ambos quisiéramos seguir teniendo sexo , ella se movía suavemente y mi pene se ponía muy duro, la fricción de su calida vagina aumentaba mi placer y mi excitación, ella estaba totalmente mojada con sus fluidos y con mi eyaculación anterior, no sentía dolor y deseaba tener sexo , se movía como si no lo hubiéramos hecho anteriormente y el tiempo que duró esta situación fue mucho mayor al que habíamos tardado antes; el placer se daba por partida doble, ella me ofrecía su boca y sus senos mientras hacíamos un desenfrenado acto sexual, que sin embargo no llegaba a su final , el placer aumentaba con el tiempo , pero todo lo bueno se acaba y en eso nos acabamos en forma conjunta y tumultuosa, sintiendo un placer no imaginado previamente.
La tarde empezaba a caer y debíamos irnos antes de que nos buscaran Yo salí para la otra punta de la viña y ella se fue cruzando el parque sin que nadie nos viera.
La vida en el campo tenía muchos ejemplos sexuales de parejas de animales, como los caballos, los cerdos, los conejos, las aves de corral; si bien difieren de los humanos, la pasión y el juego sexual esta presente en la vida animal y por ello los chicos del campo tenemos conductas incorporadas como si fueran propias, nuestras .
Un día habían traído un hermoso caballo pura sangre para que sirviera una yegua, la yegua estaba en celo y por eso tenía una conducta que era claramente permisiva de la conducta sexual del padrillo, el padrillo cuando estuvo junto a la yegua empezó con los jueguitos sexuales, le lamía la concha, obligando a la yegua que levantara la cola , la mordía por el cuello sobre la tuza , y la yegua tiraba líquidos que mostraban que estaba receptiva , moviendo su concha que la abría y cerraba , con contracciones rítmicas de la vulva que dejaban ver el comienzo de la vagina, como cuando orinan, después de esto el caballo con su enorme verga afuera la saltaba, a veces le costaba meterla en la concha de la yegua , ya fuera porque le molestaba la cola o porque le erraba con la posición , ya que muchas veces se ponía un poco de costado, cuando le entraba el que dirigía el acto era el padrillo, él se movía entrando y sacando la verga hasta que eyaculaba quedándose como dormido sobre la yegua , para bajarse del lomo al rato después de recuperar las fuerzas; la yegua no se sabe si tenía el orgasmo junto con el caballo, pero es muy probable que así fuera.
Los chicos que mirábamos este acto quedábamos sorprendidos con lo que veíamos, ya que el caballo se estremecía de una manera espectacular indicando que iba a acabar. Cuando el caballo se bajaba la yegua seguía con sus movimientos de la vulva dejando escapar un poco de semen del padrillo.
Los caballos también tienen actos seguidos y después de esperar un tiempo volvían a empezar de la misma manera y terminaba con el padrillo eyaculando dentro de la yegua. Si la yegua no era infértil esta repetición del acto aseguraba que quedaría preñada.
La cosecha juntaba en el verano, muchas chicas en el lugar y hacíamos amistades nuevas, en el tiempo que duraba la cosecha.
Siempre había una piba muy bonita y deseábamos tener relaciones con ella, el verano del 56 la que nos gustaba a los varones que estábamos en la finca haciendo la cosecha, fue una morocha alta , delgada y muy bonita, vino de San Luis y se quedó en el secadero en las piecitas pequeñas que allí había.
La relación comenzó cuando ella venía a descargar los tachos de uva en el camión y Yo le daba la ficha, como yo tenía en la mano grupos de a cien fichas en determinado momento le dí a propósito dos fichas juntas, como si me equivocara, ella se dio cuenta al contar las fichas , con los tachos que había descargado a ese camión, entonces vino y me dijo que le había dado una ficha de más, le dije que fue a propósito porque ella era muy linda y se lo merecía por estar cosechando allí, así en otras oportunidades volví a darle dos fichas juntas y ella se volvió a dar cuenta y vino a decirme solamente gracias , esta situación permitió que entabláramos, en los momentos que la cosecha se paraba, una relación que de a poco termino en amistad y finalmente la invité a encontrarme con ella después de la cosecha. Era difícil conseguir que ella estuviera por mucho tiempo sola, ya que en el campo estaba su familia que eran varios hermanos y los padres; Un día ella fue al almacén, antes de que terminara la hora de cosecha, para volver de día , quedaba en la esquina de la finca, y para llegar hasta el lugar desde la viña que estábamos se podía cruzar por debajo del parral, disminuyendo el camino a recorrer, ella me dijo que iría al almacén a determinada hora de la tarde y que podríamos encontrarnos a la vuelta en el medio del parral, yo la vi pasar por el lado del camión cuando se iba y al rato dejé de dar fichas , dejándolo a Carlitos mi más amigo, este no se avivó de lo que pasaba y cuando preguntaron por mi , dijo que me habría ido a la casa, tal vez a comer algo.
Como lo prometió volvió por el medio del parral y allí nos encontramos, el parral tenía una acequia al medio a cuyos costados crecían altos los pastos naturales, esto la convertía en un buen lugar para ubicarnos y empezar una deliciosa relación.
Primero fueron caricias con cambio de información.
¿Donde queda tu casa? ,
¿Cuantos años tienes?
Y así me iba informando, ella a su vez me preguntaba:
¿Tienes novia?,
¿Tu papá es el dueño de la finca?
... La conversación se fue haciendo menos intensa a la par que aumentaban las caricias y los besos, en determinado momento no hablamos más y empezamos a besarnos con pasión, cuando le toqué las tetas ella dio un pequeño saltito y no dijo nada, cuando le saqué la blusa abajo no tenía corpiño, pues el calor y el sudor del trabajo lo tornaría muy incómodo.de a poco nos fuimos sacando ropa hasta quedar desnudos, adentro de la acequia cubiertos por los pastos.
La tarde caía lentamente y la luz era más tenue, fue en esas circunstancias que nos encontramos besándonos mutuamente, yo la besaba con pasión hasta llegar al clítoris que era cálido y delicado, tanto que me quedé un largo rato allí, al aumentar su excitación empezó a besarme el pene y esto aumentó la mía, de pronto como obedeciendo a un mandato Yo la ubique en el borde de la acequia , le abrí las piernas y se la metí con mucho placer para ella que me pedía:
…”que se la metiera toda… bien adentro”
A medida que Yo la bombeaba ella se movía con mas intensidad, apretándome:
…¡que lindo! -me decía-
…¡Sin dejar de moverse!
- ¡dale-dale!-
Y en eso su vagina se inundó con sus líquidos y los míos que me acababa como un río. Nos quedamos quietos sin movernos más, no se cuanto tiempo pasó, pero no fue mucho, nos seguimos besando apasionadamente y mi pene se puso duro adentro de su conchita, nos empezamos a mover nuevamente y ella se movía con mas intensidad que Yo, su segundo orgasmo esta vez llegó antes que el mío pero al sentir que ella me mojaba Yo me acabé nuevamente con gran placer. La cosecha ya había terminado por ese día por eso pasamos por donde estaba el banco de subir la uva al camión, que quedaba siempre en el último lugar y donde seguirían al otro día cosechando.
Al día siguiente nos encontramos Yo dando fichas y ella trayendo tachos de uva al camión, la historia se repitió:
Dos fichas por un tacho y ella que me lo agradeció.
Estas fueron mis primeras mujeres luego contaré cuando tuve otras, en situaciones distintas.

Ultima actualización el martes, 4 Marzo 2008 por admin.

© jefpacheco25






BUENOS AMIGOS
jefpacheco25 (jefurlani@hotmail.com)

2377 palabras, 6 paginas.

Chiquita Era menudita con muy lindas tetas, tenía un lindo culito y era rellenita, empecé a salir con ella cuando la conocí en el trabajo, un día me dijo que iría a bailar a una bailanta que había en la zona. Irian juntas con Mariquina ya que eran muy amigas y siempre salían los fines de semana a divertirse, allí conocí a Mariquina, llegaron a la bailanta en el auto de Guadalupe a quien tampoco conocía.

Era menudita con muy lindas tetas, tenía un lindo culito y era rellenita pero delgada, empecé a salir con ella cuando la conocí en el trabajo, un día me dijo que iría a bailar a una bailanta que había en la zona. Irian juntas con Mariquina ya que eran muy amigas y siempre salían los fines de semana a divertirse, allí conocí a Mariquina, llegaron a la bailanta en el auto de Guadalupe a quien tampoco conocía.
Mariquina era rubia, alta y delgada muy linda, tenía un culo fabuloso y unas tetas parecidas a Isabel Sarli, se diferenciaba con Guadalupe en que esta era morocha pelo muy largo, piernas perfectas y culo increíble, las tetas perfectas que descubría su escote amplio.
La primera vez que fuimos a bailar Yo iba en el auto de un amigo, que enseguida se enganchó con Guadalupe, Yo me enganché con Chiquita, íbamos en dos autos pero los autos eran de la misma pareja, por lo que después del baile volvimos separados hasta un bar que estaba abierto los fines de semana hasta la madrugada.,pasamos a dejar a Mariquina y fuimos los cuatro al bar, este quedaba a dos cuadras de la casa de Chiquita y nos volvimos caminado mientras que Guadalupe y Mario se fueron juntos cada uno en su auto, llegaron a un motel donde estacionaron uno detrás del otro y entraron a la pieza, lo que Mario me contó fue que pasó la mañana mas increíble, Guadalupe era muy ardiente y fueron al grano apenas estuvieron en el dormitorio, ella tenía 22 años y el 25 lo que se dice ambos muy jóvenes. Ella había sido la última reina de la flor de escobar y era realmente muy linda.
Yo llegué a la casa de Chiquita, vivía con sus padres en una linda casa, con un parque muy grande, tenía el garaje separado de la casa, por una entrada en la parte de atrás de la casa.En el parque había luces con faroles que colgaban, por las ventanas del garaje entraba luz suficiente como para moverse adentro sin tener que prender luces auxiliares. Entramos por la parte de atrás y Chiquita me llevó al garaje, allí había un Ford 46 que tenía los asientos traseros muy grandes enteros, empezamos un cortejo de amor que pronto nos pondría en un estado de excitación elevado, la besaba en la boca y ella me correspondía, le saqué la blusa y el corpiño y Yo me saqué la remera quedamos los dos con el torso desnudo, nuestros cuerpos se empezaron a rozar y los besos siguieron por los senos para seguir bajando y besándola por todo el cuerpo, con la mano y los dedos la empecé a acariciar por el clítoris, la vulva que se la agarré con toda mi mano, y sin dejar de besarla en la boca le metí los dedos suavemente en la entrada de la vagina siguiendo con el tacto del clítoris, ella se acomodó bien en el asiento grande del auto y abrió bien sus piernas , la situación había cambiado en la parte de excitación y en ese momento ambos deseábamos ir a más , pero yo me bajé y la empecé a besar en el clítoris haciendo que ella emitiera pequeños gemidos casi inaudibles , era mas bien un pequeño jadeo.su vulva carnosa también la tome entre mis labios, eso hizo que ella se levantara y me hiciera parar al pie del asiento , ella se dio vuelta y puso su cara contra mi pelvis, mi pene erecto toco sus labios de la vulva, y ese fue el disparador para que ella me succionara con placer hasta casi llegar ambos al orgasmo; pero un sentido inusual nos devolvió a la posición donde ella estaba acostada y Yo sobre ella, la bese por todas partes hasta terminar con mi lengua en la entrada de su vagina, en eso me dijo:
…¡ “para no sigas mas” ¡
…¡”Hagámoslo bien”!
… la ropa había salido de ambos sin darnos cuenta…me acomodé entre sus piernas y empecé a jugar con su conchita sin metérsela:
…¡le pasé varias veces mi pene por el clítoris, y notaba que ella se estremecía toda como si tuviera frío!,
En esa situación ella me dijo:
…¡”vamos…vamos”!
Allí fue cuando sintiendo que ella se mojaba le introduje el pene en la vagina, no en forma total sino que empecé a moverlo a la entrada de la vagina, cuando mi excitación me impedía seguir por mucho tiempo ese jueguito, se la metí a fondo y ella se estremeció, empezó moverse con mas velocidad y a hacer un ronroneo que en determinado momento se convirtió en un gemido seguido por una expresión desconocida.
Yo a su vez sentía que mis fuerzas se terminaban junto con su grito de:
…¡”vamos”!
Y quedé abandonado sobre ella que me tomó de la cabeza y me besó con pasión.
El día lunes nos encontramos en el comedor de la fábrica todos los que habíamos salido el sábado a la noche; había un silencio tácito sobre lo que pasó el sábado, nadie comentó siquiera la salida, solamente dijimos todos que…” lo pasamos bien”,… a lo que Mariquina agregó… ” Bueno algunos lo pasaron mejor”… nadie contestó, ni le siguió la conversación para ese lado, y allí quedó como que ella era la única que se fue sin pareja.
Mariquina vivía a dos cuadras de mi casa y cuando compré mi primer auto, la empecé a llevar a la mañana y tarde. Chiquita se puso de novia con un jefe mío y dejamos de salir, yo invité a Mariquina una tarde a que fuéramos a pasear en mi lancha por el río Paraná de las palmas, la lancha estaba en la guardería del club náutico y en esa época no tenía muchas facilidades para tirarla o sacarla del agua.
Quedamos en ir el día viernes, era un día de verano de mucho calor, nos demoramos para tirar la lancha y se hizo tarde, a la hora en que salen los mosquitos: Fuimos río arriba hasta un sector que a la orilla del río crecían un matorral inmenso de juncos y otras plantas acuáticas, enderecé la lancha para adentro del yuyal metiéndome con el envión ya que al llegar apagué el motor, esa posición era muy discreta y difícilmente alguien pudiera vernos si no era de una posición en altura, como el puente de algún barco grande que a esa hora ya no pasaban.Quedamos entre las plantas y empezamos a tomarnos de las manos , debido a todo lo que tuvimos que hacer antes , no habíamos tenido contactos previos, era evidente que deseábamos intimar mas que tocarnos las manos y empezamos a los besos , como nuestra indumentaria eran una bikini y una malla , pronto estábamos sin ropa , ambos desnudos y tocándonos mutuamente, la lancha era superincómoda y creo que por eso fue mayor la excitación, a la par los mosquitos se clavaban como agujas en nuestros cuerpos desnudos que al estar en trance de excitación mayúscula no hacíamos nada para espantarlos .
Rápidamente y como obedeciendo a un común deseo de salir de allí, encontramos una posición en la parte de atrás de la lancha que nos permitió apurar el acto sexual, que era deseado pero molestado por factores externos, con Mariquina nunca habíamos mencionado la palabra novios ni nada por el estilo, éramos eso si”muy amigos”, después de aquella vez lo fuimos aun mas, no solo la veía al traerla y llevarla a su casa, sino que la pasaba a buscar los fines de semana.
Con Mariquina empezamos a tener después de aquel “incómodo” día en el río encuentros en lugares mas agradables, hasta que finalmente descubrimos un discreto Hotel alojamiento que nos proporcionó el lugar mas cálido de todos los que habíamos ensayado, a titulo de solo enumeración mencionaré algunos de los sitios que fuimos antes de empezar a ir al Hotel alojamiento. Fuimos, siempre en el auto, a un bosque de pinos tupidos, sacábamos el asiento entero de atrás y allí pasábamos la tarde, aunque ya por esa época con protección contra los mosquitos; otro lugar fue en un zanjón seco que en verano estaba lleno de plantas que servían de colchón.
El día que fuimos por primera vez al Hotel alojamiento, nos pareció que estábamos en el paraíso, un lugar cómodo, limpio y fresco.
Para utilizar los servicios que pagábamos al llegar nos dimos un baño juntos, allí empezamos un juego de amor que duraría hasta llegar la noche que debíamos volver.
La tarde empezó con besos y caricias muy tranquilas, ya habíamos pasado el clímax de la relaciones apresuradas e incómodas, pero no por eso la calentura no iba en aumento, como nunca habíamos estado cómodos en una cama nos faltaban mimos que no nos habíamos hecho. A medida que descubríamos nuestros cuerpos la pasión aumentaba, su cuerpo era espectacular y no había tenido la oportunidad de gozarlo como en esta ocasión , tome sus tetas del lado de atrás ,ella dio vuelta la cabeza y me empezó a besar apasionadamente, de repente me empujo por los hombros y me dejo tirado de espalda boca arriba, tomó mi pene y lo empezó a succionar, a medida que introducía en su boca mas adentro mi sensación era cada vez mas fuerte y llegué a un punto que no sabía que pasaría, empecé a sentir como convulsiones y de repente eyaculé, ella siguió mamando sin escupir ni sentir disgusto por recibir en su boca mi liquido, llegó un instante en que yo no expelía mas liquido y ella siguió hasta que yo terminé, cuando todo había pasado ella se tiró arriba mío y me empezó a besar, así estuvimos un largo rato, el tiempo suficiente para que yo me diera cuenta que me excitaba de nuevo, y empecé a besarla en el pubis, luego en el clítoris, no solo le bese sino que le mordisqueé el clítoris sintiendo como se hinchaba con su sangre que fluía a toda la vulva ,y el clítoris. Le introduje apenas, la lengua en el agujero de la vagina, ella se había puesto en una situación desconocida hasta entonces, pues nunca le había hecho tantas y especiales caricias, se movía como si hiciéramos el acto sexual y de pronto se quedó quieta y empezó a jadear hasta mojarse sobre mi boca, la seguí besando en el clítoris, cuando sus movimiento febriles cesaron, Yo sentía que ambos habíamos tenido una acto sexual muy amoroso. La tomé entre mis brazos y me quedé dormitando chupando de un seno, al rato cuando desperté ella succionaba mi pene que estaba otra vez erguido, empezamos a besarnos , como si recién llegáramos , tenía un culito muy parado y cuando la puse dada vuelta se me cruzo la idea de tener sexo por allí., empezamos un juego diferente al que habíamos tenido , ella se quedó dada vuelta y esperó que yo la tocara por el culo con mi pene , no sabía si le gustaría porque según me reveló nunca lo había hecho pero sentía curiosidad por saber como era, su posición y su cola me produjeron una gran excitación, logrando introducir mi pene después de varios intentos que parecían que no podría hacerlo. Ella quería complacerme. No traté de metérsela de golpe, al principio solo le metí la mitad de la cabeza para ver la reacción de ella, muy de a poco sentí que ella se distendía y que empezaba a sentir cierta satisfacción sin negarse a seguir adelante. Mi erección se mantenía muy fuerte y entonces la empuje suavemente hasta que penetró toda la cabeza y poco mas, le pregunté como estaba y me dijo:
… ¡”métemela toda!”
…ya había pasado lo más difícil y comenzó el placer. Se la metí toda, ella había levantado la cola para arriba con ayuda de la almohada, la bombee varias veces y ella también se movía rítmicamente, el hecho de que ambos antes, nos habíamos acabado, nos permitía realizar un juego que de otro modo nos hubiera hecho terminar.

La excitación en ambos era muy elevada, pero quisimos darnos vuelta y seguir el acto sexual por la conchita, ese fue el mayor acierto ya que ella al sentirse penetrada por donde sentía mayor placer, empezó a moverse rítmicamente, llevándome a mi a sentir su sensualidad como nunca lo había sentido, en las muchas ocasiones que habíamos tenido sexo, estábamos muy dinámicos y ella me pidió:
… “¡quedémonos quietos!””,
Así nos quedamos un rato, quietos, se la empecé a sacar y meter, le gustaba que le dejara un rato, apenas adentro, moviéndome sin metérsela toda, después de eso me pedía:
… ¡”métemela bien adentro y déjala quieta!”…
Eso le causaba un gran placer y también a mi, había pasado como veinte minutos y aun estábamos en un sensitivo juego sexual que nos prodigaba una gran satisfacción, esa tarde no habíamos tenido un orgasmo en posición de coito normal , habíamos acabado solos y mucho juego, ahora estábamos llegando a un punto que deseábamos ya acabar, lo comentamos y dijimos que llegaríamos despacio para disfrutar más, la volví a penetrar y como fue el pacto se la introduje apenas en la puerta moviéndome allí sin intentar penetrarla mas adentro, después de estar así me pidió:
…¡vamos adentro!
Y allí ella se empezó a mover con una velocidad que terminó con mi resistencia, ella me dijo… ¡Vamos!… y yo eyaculé como nunca lo había hecho y ella junto conmigo, esta vez se vació de sus líquidos vaginales. Al terminar sentí por ella una gran ternura y la besé con amor, en ese instante pensaba también que nunca habíamos acordado que éramos novios o algo así, sabíamos que solo éramos buenos amigos.
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Jorge Eduardo
1974 zarate-campana
2008 la plata buenos aires

Texto agregado el 15-05-2008, y leído por 138 visitantes. (0 votos)


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