Me senté a respirar un poco. Tantas cosas al mismo tiempo,
tantas noticias que en su momento me dejaron con la boca abierta.
Ese día me levante con la disposición de darme una ducha con el
agua totalmente hirviendo cuando sonó el teléfono. Mire el visor
y el numero que allí aparecía me resulto familiar. Conteste y
del otro lado apareció la voz de mi ex. Mientras me insultaba
surgieron todos los recuerdos que tenia almacenados en mi cabeza.
Los buenos momentos, los domingos en la cama todo el día,
los te-quiero-interminables... Volví a prestarle atención
mientras me decía, ya mas calmada, lo maricon que había sido
con ella. Me contó una vez mas como se había enterado de todo.
De como la Flor llorando, borracha de vino le había contado
acerca de nuestro affaire oculto a los ojos de ella. Ya no
quería seguir escuchándola, y cuando me dijo lo mucho que me
odiaba por quinta vez decidí colgarle. Deposite el auricular
en la pequeña caja de plástico y me dirigí hacia el cuarto de
baño. Me desnude completamente y abrí el grifo de la ducha
mientras escuchaba el incesable sonido del teléfono.
Salí de mi hogar. En el que había habitado por mas de 5 años
solo, con la compañía algunas veces de amigos que quedaban
sin piso. Me subí a mi carro, le di marcha atrás y me dirigí
a su casa, pero recordé lo del visor del teléfono y supuse que
no se encontraría allí. Doble hacia la izquierda en
Vicuña Mackenna y me fui a la casa de la Flor. Algo tendría
que hablar con ella, pensé. No hubo necesidad de golpear la
puerta, esta se abrió sola. Entre, subí la escalera y abrí
la puerta de su recamara. Allí estaban las dos. Claro que
una de ella "ya no estaba" con nosotros. Le pregunte si era
necesario lo que acababa de hacer, pero no hubo respuesta
de su parte. Me miro fijamente y volvió a empuñar el cuchillo
que con seguridad ya había usado para acabar con Flor. Una
parte de mi me decía que tenia que salir corriendo de ahí
en ese mismo instante, mientras la otra me pedía a gritos que
me quedara a contemplar la escena que estaba por comenzar. Me
decidí por lo ultimo y lleno de nervios trate de controlarla,
pero me fue imposible. Me acerque un poco mas a la cama y tuve
la oportunidad de observar ya mas detenidamente las piezas que
hace unos minutos atrás podrían llamarse Flor. Sus brazos
desprendidos a machetazos por mi furiosa ex, su cara desformada
a golpes y patadas, me dieron un asco tremendo. Intente
sobreponerme a mis intensas ganas de vomitar. Las manchas de
sangre tapizaban la habitación y algo de su ropa. Ella me
miraba con sus ojos llenos de sangre... y de esa sangre, que
no le pertenecía. Le sujete con fuerza su mano derecha y pude
controlarla. Luego soltó el cuchillo y se largo a llorar con
convulsiones. Mientras lloraba y me golpeaba ya sin fuerza ni
ganas, balbuceaba algo prácticamente inefable. La tome en brazos
y la deposite en la tina del baño. La sumergí en el agua y
la sangre fue tintando y convirtiendo el liquido en algo sumamente
enfermo. Mi cabeza daba vueltas. Sin una idea acerca de como
reaccionar en una situación así, comencé a limpiar la alcoba y
el cuarto de baño. La seque casi con el cariño que lo hice durante
nuestro noviazgo. Tome cada prenda de su ropa y comencé a
ponérsela lenta y calmadamente. La subí al automóvil y pise el
acelerador a fondo mientras salía de esta asquerosa y manchada
ciudad.
Llegamos a un pueblo carente de nombre y muertos sin detenernos
ni siquiera a comer. Ya era tarde y estaba oscureciendo cuando
me detuve en aquel puente. Ella seguía en estado de shock y decidí
que lo mejor era que la naturaleza se encargase del resto... Así
que la lance al río. Ella nunca aprendió a nadar y ahora la
vida, o más bien dicho, la muerte le pasaba la cuenta.
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