Hacía un día de perros en Venecia, un tiempo húmedo y desapacible que no invitaba a disfrutar del aire libre, pero a ver que marido es capaz de negarle a su mujer el capricho de tomar un capuchino en una de las elegantes terrazas de la Plaza de San Marcos. Le había regalado a Pilar ese viaje por su 40 aniversario y al final lo convertimos en unas pequeñas vacaciones familiares con la niña.
Por fin llegó el camarero:
.- Buona mattina, è il caffè espresso qui, un capuchino e una spremuta di pesco per la piccola ragazza.
.- Gracias
.- Prego
Venecia sería una ciudad maravillosa, si no fuera por la plaga de turistas que la asolamos diariamente y la convertimos en una especie de parque temático del renacimiento. Sentado en aquella terraza podía contemplar el Palacio Ducal, la catedral de San Marcos, il Campanile… la imaginación empezó a volar por la Venecia renacentista de Antonio y Bassanio, me pareció por un momento ver la esbelta silueta de Porcia aparecer y desparecer fugazmente por entre los pórticos de la plaza, pero la imperativa voz de Pilar me devuelve a la realidad:
.- Oye Alberto, te voy a decir una cosa, deberíamos empezar a planificar las vacaciones de verano, estamos en Abril y todavía no tenemos nada previsto, yo no estoy dispuesta a correr a última hora buscando hoteles, así que ahora que tenemos tiempo para pensar sería bueno que empezáramos a tomar una decisión, lo mejor para la niña es buscar un apartamento en la playa, algo cerca del mar para no tener que coger el coche, mis padres me han dicho que estarán en Carboneras todo el mes, y que unos amigos suyos tienen un apartamento en Agua amarga por alquilar, les he dicho que lo hablaría contigo y que me mandaran fotos para verlo.
.- ¡Ariadna, por Dios deja ya de perseguir las palomas! ven que te has ensuciado cariño.
Ahora, te lo advierto, yo no pienso limpiar en el apartamento, estaría bueno que después de pasarme todo el año trabajando, llegaran las vacaciones y tuviera que ponerme a limpiar, así que si alquilamos el apartamento de Agua amarga, habrá que buscar una asistenta, y no será fácil encontrar a alguien en agosto.
.-¡Ariadna las palomas no beben zumo de melocotón!
En cuanto lleguemos a Barcelona me acerco a la Benetton y le compro ropa a esta niña, fíjate toda la ropa le queda pequeña, ¡como está creciendo!
¿Me estás escuchando Alberto?
.- Por supuesto cariño.
Shylock el judío, nunca se tomaría un café en aquella terraza, ¿Cuánto debe costar un café en la Plaza de san Marcos? No tardaría en descubrirlo, el camarero depositó la cuenta encima de la mesa, 15 €uros por un café, un capuchino y un puto zumo de melocotón ¡Joder! eso era el equivalente actual a la libra de carne que debía pagar el pobre Antonio, al que afortunadamente salvó la astucia de Porcia disfrazada de abogado. A mi no me salvaba ni Dios vestido de torero.
Suenan las campanas del reloj de la torre de los dos moros.
.- Ariadna ven, vamos a ver el reloj, y deja ya las palomas que te vas a poner perdida.
Pilar se levanta cámara en mano, y corre con la niña a integrarse en una masa de turistas japoneses situados frente a la torre, grabando desde todos los ángulos posibles a las dos figuras autómatas que golpean la campana del reloj.
.- Alberto, levántate anda, vamos a ponernos en la cola para entrar en la Catedral, se está acabando la cinta de la cámara.
Me lo temía. La cola estaba formada por decenas de miles de turistas puestos en fila india desde la puerta de la catedral hasta el mar (quizás eran menos, tengo tendencia a exagerar, será por mis raices sevillanas). Veo de nuevo la cara de Porcia asomar por detrás de una columna y reírse de mi a carcajada suelta, le guiño un ojo, me levanto y me dispongo al martirio.
C´est la vie. |