Papá me mira y el brillo en sus ojos muta según mi estado de ánimo... Papá me conoce y sabe que soy una mujer-niña feliz, si las hay...
Pero Papá no logra aceptar que su nena, aveces puede estar triste...o en mi caso, no tan alegre como siempre.
Papá dice que soy la persona más alegre que él haya conocido, y que ilumino todo y a todos los que están a mi alrededor... Papá me ama y esa alegria en mi lo hace brillar, y de golpe pasa a ser él el hombre más alegre de mi vida... no se si soy yo quien lo ilumina, o si son sus ganas de verme siempre contenta, y en mi deseo de satisfacer sus expectativas, yo me converti en la persona alegre que soy.
Alegria en la vida, dice papá.
Divertite hija, la vida son 4 días, dice papá.
Pero hubo un día en que su alegre hija, estaba triste, y ninguna de las palabras de papá eran suficientes para devolverme la sonrisa... Y lo miré, y vi su mirada mutando para emparentarse con mi estado de ánimo...Pero esa tarde las miradas de papá tampoco alcanzaban.
Papá que todo lo puede, Papá que siempre tenía la manera de hacerme volver a sonreir...aunque parecía que ya lo habia dicho todo en estos 26 años, aunque parecía que ya habia dado todos los consejos existentes...inventó uno más:
"Hija, no podés llorar porque alguien no te ame, porque nisiquiera a Dios lo ama todo el mundo...Nuca te olvides de que TODOS tus noviazgos se van a terminar, todos menos el último, asi que podés perder tu sonrisa maravillosa cada vez que un hombre te rompa el corazón, o podés sonreir recordando que estás a un hombre menos del amor de tu vida".
No hace falta decir que el cuento terminó con una enorme sonrisa mía... más eterna que nunca, imposible de borrar por ningún hombre, nunca más...porque papá me dijo que el último hombre, jamás me hará llorar... |