Te he visto sonreír en cuanto escribes, son señas que me indican que el tiempo ha, sellado y sanado tus heridas. Vos estás hoy lista, podés soltarme que caminaré solo. No importa la distancia a que me encuentre siempre seré el mismo, distinto del que nunca fui. Podés volar si lo prefieres, en sus brazos llenos de espera correspondida, que nunca a veros volveré.
Serán los días en que hasta te echaba de menos y un día se fue, el temor de la partida cuando de vos me alejé, y a mi vera no existe camino más corto y lejano que el mismo que construí, con las piedras del dolor acumulado que vos llevaras sobre tu pequeño cuerpo diminuto sin mi.
Hoy podés soltarme para seguir vuestro paso y vuelo hacia el sendero prometido, que nunca ningún mal nuevo os haré, por todos lo espero y grito. Un poco de insomnio solitario me hará mucho bien, en que hasta me acuerde de las noches que tan lejos pasé con vos, y vos conmigo. Bienaventurados los atrevidos que osaron con soñar a ojos cerrados y bríos despiertos mientras los demás dormidos, perdieron el tiempo.
Es el tiempo, lo he sentido. No falta sombra ninguna por cobijarnos, que el sendero tiene brillo. Venga al amor a iluminaros, una vez que hube partido. Cual si fuera demasiado tarde, esta noche me despido, venga un abrazo y una mano que te estreche el cuerpo dormido, que el engaño maldecido de su sombra nunca opaque, la luz de tu canto cual gota de rocío.
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